Mañana llega el infame 21 de Diciembre de 2012. Para algunos, será el fin del mundo. Para otros, el fin de un ciclo que conllevará un cambio transcendental en la humanidad (desde el contacto con extraterrestres hasta que la Tierra se llene de paz y amor).

¿Podría ser que tanto revuelo sea producto de un fallo informático?

¿De dónde ha salido todo ese rollo del 21? Todo se debe a que el calendario Maya, civilización avanzada si la comparamos con otras que tuvo su esplendor en lo que hoy conocemos como México hace más de 500 años, se acaba.

¿Y cómo es posible que un calendario «se acabe»?

Aaah, querido lector, haces esa pregunta porque te basas en el calendario medieval Gregoriano (revisado), el cual puede prolongarse hasta el infinito. Pero con el maya, no es así…

Nosotros tenemos nuestras divisiones del tiempo, como días, meses, años y siglos, y los mayas tenían las suyas, pero en base de 20.

Tenían el Kin, que era un día. 20 Kines hacían un Unial. 18 Unilaes hacían un Tun. 20 Tunes sumaban un Katún. Y con 20 Katunes, nos daban un Baktún.

Si ya de por si te parece complicado, agárrate. No les bastaba con tener un calendario, sino que tenían dos: el Tzolkin, de 260 días y el Haab, de 365 días. Como vieron que aún no se habían complicado demasiado la vida, decidieron fusionarlos en lo que se llamó la «Cuenta Larga».

Para no marearte mucho, imagina unos engranajes dentro de otros. Los más pequeños o interiores son divisiones temporales más pequeñas, y a más grande el engranaje, más tiempo transcurrirá.

Pues bien, todo esto viene a cuento que, el día 21, se terminan todos los baktunes, lo que supone un «reseteo», o vuelta a empezar del calendario.

Checulqual, ¿te has dado cuenta que dentro de unos milenios este sistema quedará obsoleto? – Bah, no te preocupes Asustaqal, aun falta mucho. Ya lo solucionarán mas adelante…

¿Os suena de algo, un reseteo calendárico ligado al fin de la civilización?

MILES DE AÑOS DESPUES

Érase una vez unos ingenieros que diseñaron una maquina computacional para aligerar las pesadas cargas ofimáticas que sufría su creciente sociedad. Como la memoria era un bien escaso, decidieron racanear todo lo que pudieron, y pensaron que si escatimaban dos dígitos de la fecha nadie se daría cuenta…

El truco era suprimir los dos primeros números del año y contar solo los dos últimos. A fin de cuentas, todo el mundo sabía que vivía en el siglo XX. Por ejemplo, 1945 seria 45, 1980, 80, y así sucesivamente. Luego se añadían los números 19 delante, y asunto solucionado.

– Ingeniero A, ¿te has dado cuenta que dentro de unos años este sistema se quedará obsoleto? – Bah, no te preocupes, Ingeniero B. Aun falta mucho. Ya lo solucionarán más adelante…

La costumbre se convirtió en vicio, y años más tarde, poderosos equipos pensaban que estaban en el año 89 sin ninguna necesidad.

Cuando ya faltaba poco para el nuevo milenio, alguien se dio cuenta de que al llegar el año 2000, el ordenador imprimiría el año 1900. En una sociedad tan informatizada como la nuestra, eso sería un desastre.

Por ejemplo, imagina que tienes 70 años y puntualmente te llega la pensión de jubilación. Pues en el año 2000, el ordenador pensaría que está en el año 1900, y como naciste en el 1930, aun te quedan unos cuantos años para cobrar.

Otra cosa más absurda aun que podría pasar es que al llegar al pasar de 1999 al 2000, el ordenador diese un salto de 18 siglos al futuro, mostrando la fecha 19100

Ya desde un principio MS-DOS tenia solucionado ese problema…

Y como no podía ser de otra manera, desde la primera versión de Windows, al contrario de lo que pone en la Wikipedia, la cosa iba bien.

Lamentablemente, algunos programas seguían erre que erre con lo mismo, y se tuvo que gastar un auténtico dineral en solucionar la chapuza a tiempo. Los agoreros de turno, que tienen alfombra roja en todos los medios de comunicación, pronosticaron poco menos que el fin de la civilización: no solo el aire acondicionado dejaría  de funcionar (literalmente) sino que los aviones caerían del cielo, las centrales nucleares explotarían por las buenas y los sistemas armados automáticos les daría por matar a los humanos.

El 1 de Enero del 2000 llegó, y para desgracia de los noticieros, algún parquímetro anuló algunas plazas y poco más. Lo único que notó el mundo civilizado fue la puntual subida de impuestos.

Todo este follón y miedo en el cuerpo por no querer actualizarse.

Pues ahora con el calendario maya nos pasa lo mismo, con sorprendentes paralelismos. Los agoreros de siempre, se inventaron en 1999 para un documental llamado «Los Dueños del Tiempo. Las Siete Profecías Mayas», producido por el arquitecto Fernando Malkún, una serie de profecías que no tienen constancia arqueológica.

Los mayas se dieron cuenta de que al final el calendario se les quedaría corto, así que, al igual que técnicos informáticos de milenios posteriores, lo solucionaron con un parche. Con 20 Baktunes obtienes un Piktún. Y en una muestra de optimismo brutal, y por si acaso se quedaban sin pensiones en los milenios venideros, sacaron el Kalabtún, que son 20 Piktunes.

Por si quieres ver este hecho histórico (el reseteo de los baktunes) te puedes bajar un par de aplicaciones para tu Wintablet.

La mejor tiene el divertido nombre de «Maya CountDown» que significa algo así como «Cuenta Atrás Maya»

En ella pone cuantos Baktunes, Kines y demás llevamos desde el 11 de agosto del año 3114 a.C. (fecha de inicio del calendario maya) y una cuenta regresiva que pone cuanto falta para el final.

Si la quieres, sigue este enlace. Sirve tanto para X86 como para Windows RT, y es gratuita.

Así que ya sabes, no es el fin del mundo, sino otro efecto 2000 más.