Archivo para febrero de 2013

Ayer se presentó en España el Surface. Para la mayoría de los que estábamos ahí, era la primera vez que lo teníamos delante. En wintablet.info ya lo hemos cubierto en abundancia, por lo que me voy a centrar en mis impresiones personales. Y como viene siendo habitual, empiezo por el final: la experiencia me ha hecho cambiar de opinión.

Llevo usando tablet PC desde 2004. En aquella época (9 años, caramba) me enganchó el lápiz y su integración con OneNote. En reuniones, entrevistas y grupos de discusión me ha resultado muy útil, sobre todo con esa característica pionera de OneNote 2003 que era la sincronización de las notas manuscritas o de texto con el audio. Otros fabricantes la han implementado después (como livescribe) pero para mí es un must desde aquellos días. Además, tener tus notas almacenadas digitalmente termina siendo útil antes o después.

Ya lo he comentado muchas veces, pero nunca está de más: en situaciones profesionales sociales, desde encuentros y reuniones, hasta ventas y situaciones más formales metodológicamente hablando como son las entrevistas y grupos de discusión, un portátil presenta dos severos inconvenientes:

1. Es una barrera, física y simbólica. Las otras personas no pueden ver lo que estás haciendo, y esa tapa levantada está entre ellos y tú.
2. Tomar notas con teclado es la opción más rápida cuando no lo puedes hacer sólo (si no, la voz es aún más eficaz); sin embargo, exige mucha más concentración y esfuerzo a tu cerebro que el uso del lápiz. El teclado necesita dos manos y muscle memory; el lápiz necesita una mano, y el trazado de la letra es a la vez más personal y requiere menos concentración. Si no inviertes concentración en escribir, la puedes invertir en prestar atención a las otras personas. En mi caso, me pagan por prestar toda la atención que puedo, pero siempre resulta conveniente a menos que hayas acudido obligado a la reunión. Ahí ya no me meto

El primer surface no incluye lápiz, y eso para mí es una renuncia que tengo que meditar. Además, no se pueden ejecutar las aplicaciones heredadas, y eso para mí es un segundo problema. Como podéis ver en la captura que incluyo a continuación, mi editor principal es VIM. Aunque no soy un vimmer-ninja, estoy muy hecho a su forma de hacer las cosas y cada dos por tres sus expresiones regulares me ahorran trabajo. No disponer de VIM es otra renuncia fuerte en mi caso.

Blanco y en botella, central lechera asturiana, ¿no? Pues así era, hasta que lo he tenido en las manos.

• La resolución de la pantalla no es un problema. No es ya sólo que 1366×768 siguen siendo adecuados para una pantalla de 10″ (aún en esta época en la que las pantallas con resolución HD parecen imprescindibles). El efecto de ClearType junto a la disposición de los elementos de pantalla con la interfaz Moderna (Modern UI) hace de la experiencia de lectura en pantalla una experiencia satisfactoria.
• Calidades. Soy poco permeable al diseño, porque le antepongo la funcionalidad cuando se trata de una herramienta de trabajo. Lo que me importa es que, además de que la estética es distintiva, el producto está muy bien acabado. Eso me da confianza para meterlo en la mochila y trabajar en movilidad. La carcasa de magnesio es un salto respecto a las carcasas de plástico (ya sea policarbonato o plástico menos resistente) al que nos tienen acostumbrados. De hecho, mi HTC flyer ha recibido su cuota de maltrato que ha resistido gracias a las partes de aluminio de la carcasa.
• Peso y autonomía. No hay mucha diferencia de peso respecto al pro, pero 8 horas en menos de 700 gramos es para pensarlo.
• El teclado… es un problema. Quiero decir, no lo es: la tapa ligera me ha sorprendido, porque es perfectamente utilizable, y la tapa con teclado mecánico ofrece una buena experiencia. Pero con los años y las canas cada vez soy más fetichista con los teclados, y hace poco me compré un cherryboard compacto con actuadores mecánicos. Al tacto maravilloso se une la característica nada sutil de atacar los nervios de aquellos que han dejado de creer en los teclados mecánicos. La solución a este problema es sencilla: una tapa para proteger adicionalmente la pantalla (ya he conseguido rayar una pantalla con gorilla glass 2, y mi cherry compact en una fundita, conectado por USB cuando tenga que escribir textos mínimamente largos.

• El USB es un gran punto que separa al Surface y a todas las tabletas con Windows RT de las alternativas Android y Mac. Para empezar, no es mini, ni micro, sino de tamaño normal. Esto tiene su importancia cuando lo conectamos a un pendrive (sin adaptadores que van colgando y tropezando), o cuando lo conectamos a otros periféricos. La inmensa mayoría de los periféricos vienen con un cable que, en su terminación para PC, es de tamaño completo. Sin esa entrada, hay que ir cargando con adaptadores y, lo que es peor, aumentar la longitud del conector al sumarle un adaptador, con lo que un mal golpe hace más palanca y ¡zas! al cielo de los dispositivos rotos.
• Pero no es sólo que la entrada USB sea completa. Es que la acompaña una buena colección de drivers. Todavía no tengo claro si podría funcionar con mi lapiz livescribe, pero disponer de al menos de parte de la biblioteca Windows de drivers permite  que en un momento dado el surface se conecte a dispositivos que podemos necesitar.
• Ya sabéis que se puede acceder al sistema de archivos. Los pijines tecnológicos lo interpretarán como algo anticuado, sobre todo al ver aparecer el explorador de archivos. Ya me imagino a un redactor de elpais.com comparándolo con el Paint de Windows 95 (verídico), pero lo cierto es… que, si la compro, la máquina es mía. Y si es mía, no llevo bien las restricciones respecto a lo que puedo o no hacer con ella. Por ejemplo, pinchar cualquier pendrive con documentos y datos y empezar a trabajar con ellos es algo que sigue ocurriendo mucho más a menudo de lo que nos quieren hacer creer con la etapa Nublada que estamos viviendo, y no poder hacerlo es una renuncia que no puedo entender.
• Estos tres últimos puntos me hablan de una cosa: de trabajo. De conseguir que salgan las cosas adelante. Y a ellos, hay que sumar el Internet Explorer 10. Las versiones obsoletas de IE tienen mala imagen, cierto, pero IE10 es otro cantar. No es sólo que sea multitáctil, que está bien. Es que es completo.
• Repitamos: completo. Con IE10 puedo abrir cualquier versión completa – no móvil, completa – de los servicios web que uso para trabajar. Y eso, a día de hoy, no existe en iOS o Android, que emplean navegadores «móviles» (aka «limitados») probad a abrir Google docs en Chrome para Android y veréis a qué me refiero. Aún peor, probad a abrir Google docs con la aplicación nativa para Android. Por más que sea usable (lo que no era hace 6 meses), la experiencia sigue siendo lenta e incompleta. No puedes meter secciones en el documento, por ejemplo. Y es SU producto.

Tener al surface en las manos me ha reducido la claridad de ideas (disculpad la calidad de la imagen, por cierto). Aprecio más sus ventajas y relativizo más las renuncias respecto a la versión x86. Lo bueno es que no tengo prisa, y espero llegar a tener los dos lado a lado para poder comparar las experiencias. Pero bueno, mientras tanto podemos  escuchar las experiencias de uno de los responsables de la presentación de ayer, Rafa Ríos. Os dejo con él