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19
Oct 2013
AnálisisHardwareMigraciónSoftwareWindows RT

Experiencias instalando Windows 8.1

Bueno, ya está aquí. Ya salió. Por fin podemos actualizar nuestros dispositivos de Windows 8.0 a Windows 8.1 de forma gratuita. Yo tengo, máquinas virtuales aparte, cuatro equipos principales, y he actualizado los cuatro, a saber: Una Surface RT, una PRO, un portátil de gama alta y otro de escritorio, también gama alta.

La primera actualización fue la del portátil, un Asus i7 con 8GB de RAM, disco duro mecánico de 1 TB de 5200 RPM y otro externo por USB, encriptado con BitLocker, que es la plataforma de encriptación de Microsoft. Para más información, el disco interno está lleno al 15%, es decir, unos 150GB de 1000.

Para actualizar un Windows 8.0 a 8.1 hay que ir a la tienda y esta te ofrece la opción de realizarlo. Desde la propia portada de la misma. O en otras palabras: una descarga para equipo que tengas, lo que siendo una media de más de 2GB… Bueno, dejémoslo ahí.

En la empresa tenemos 50MG simétricos, por lo que la descarga se hizo en un tris. Realmente es lo único que tardó poco, porque después de bajarse la actualización, entre pitos y flautas, ésta duró cerca de las dos horas.

Primero, en la tienda, se puso a hacer cosas. Que si recopilar información, que si preparar la instalación.

Luego reinició. El primero de 3. Un contador de porcentaje que en las tres veces se quedaba detenido al 84% un buen rato, más del aconsejable. En mi caso vi que el sistema no estaba colgado porque veía la luz del disco duro parpadear como loca.

Lo más chocante son los mensajitos: “Haciendo cosas”, “haciendo más cosas”, etc. También te vuelve a pedir que aceptes la licencia y que vuelvas a meter tus credenciales.

Pero lo inaceptable no es eso. Lo inaceptable son tres reinicios y casi dos horas.

Pero ahí no termina la cosa, no. Una vez todo instalado y con Windows 8.1 en el equipo, te vas a Windows Update y ¡tachán! 54 MB de actualizaciones.

La primera vez que lances algún programa de Office, te saltará el instalador. Otra demora más.

Vale, ya has terminado, ya has comprobado que todo funciona bien. Ahora te queda quitar los rastros del sistema operativo anterior, que se quedan guardados en Windows.old y $Windows.bt. La primera carpeta se corresponde a la versión anterior, y la segunda a los restos de la instalación.

La forma de borrar eso es ejecutar el asistente de limpieza de discos como administrador y elegir borrar las versiones anteriores de Windows.

Vale. Lo hacemos. ¿Funcionó? Aparentemente sí. En la realidad, ninguna de las dos carpetas desapareció. Había ficheros bloqueados nadie sabe por quién…

Reincio. Más bien enéismo reinicio, una tarde perdida en estas cosas. Los ficheros siguen ahí. Tomas control de ellos, los borras a mano pero quedan algunos que se resisten a ser eliminados.

¿Solución? Arrancar en modo consola y borrarlos a mano. Te vas a las opciones de recuperación, eliges arrancar con opciones y sigues los pasos hasta que te aparezca un windows “single”.

***

Bien, eso fue el equipo del trabajo. Ahora comenzamos con la PRO y la RT, desde casa.

Lancé ambas instalaciones más o menos a las 19:10… Terminaron a las 21:30. Mola. Y estas tienen discos SSD y son las referencias. Miedo me dan las que tengan un Atom o un ARM de terceros.

Primero terminó la PRO, y con poca diferencia, la RT. Jamás había visto ambas tabletas can calientes. La RT casi como la PRO.

Ahora comienza el baile. De la PRO solo he experimentado que el IE se cierra solo. También las aplicaciones, incluso las propias de Microsoft. A eso hay que añadir que muchas veces los enlaces y/o botones seleccionados con el dedo no van en la interfaz Modern UI pero sí si lo haces con un ratón. Bueno, aparte de los más de 150 megas de actualizaciones que había en Windows Update después de haber pasado a 8.1.

A la RT, lo mismo que a la PRO, pero le tenemos que añadir que la pantalla se corrompe cuando la estás usando un rato. La versión Modern UI del navegador, cuando no se cierra solo, es incapaz de abrir Gmail. Por supuesto, las aplicaciones también se cierran solas… Y el rendimiento no es precisamente el mejor de todos.

Así que cojo la RT y le hago una restauración conservando mis datos. ¿Solucionó algo? No.

En este caso, la limpieza del sistema operativo anterior se llevó a cabo sin problemas, pero en este momento estoy restaurando ambas tabletas a sus valores de fábrica, pero os adelanto que no van a solucionar nada.

***

La odisea de restaurar la PRO

Esto ya pasa de castaño a oscuro. O peor. Resulta que la restauración de la PRO me vuelve a llevar a Windows 8.0. La de RT no, pero a lo mejor la de la PRO se debe a que antes no eliminé la versión anterior…

En la RT, el problema con gmail persiste, pero parece que los demás problemas se han ido.

Bueno, continuando con la restauración de la PRO, me voy a la página web que lanza la actualización en la tienda y… nada. La tienda no se entera de nada. Se abre en la portada y no hace nada más.

La primera en la frente. En Windows Update hay como 52 actualizaciones. A ver si va a ser una de ellas la que falta. Le paso WU. Más de una hora en el proceso.

Y sí, ahora sí que va. Repetimos. Se instala y se actualiza a 8.1. Mola… Pero como tenía la mosca detrás de la oreja, borro la versión anterior (la 8.0), restauro y… y… y…

 

¡¡¡VUELVO A TENER WINDOWS 8.0!!!

 

Así que, de nuevo a actualizar.

**

En resumen, la experiencia de actualizar Windows 8.0 a 8.1 resulta asquerosamente tediosa y, lo que es peor, te deja un sistema no muy estable que digamos.

Para los torpes, aquí unos consejos:

 

Por RFOG | 11 Comentarios
contacto@wintablet.info tema WinTablet.info por Ángel García (Hal9000)