Estaba leyendo hoy una nota publicada por Xataka que me pareció muy acertada y balanceada. Al autor predice el futuro de Windows RT y lo define en una palabra: la asimilación.
La diversidad de productos de Microsoft es su peor enemigo. De ello sale cosas tan absurdas como incompatibilidad entra los mismos y campañas de publicidad incompletas al centrarse en un producto determinado sin ver las enormes posibilidades que abre dicho producto cuando se combina con otros productos Microsoft.
El caso de Windows RT es un ejemplo. Tal parece un producto sacado sin pensar en las consecuencias, sin un estudio de mercado. Con un nombre que no le dice nada al consumidor. Windows RT es en mi opinión el reflejo de la etapa de decadencia que sufría Microsoft y que gracias a Dios, o más bien a los accionistas, provocó el retiro anticipado de Ballmer.
El destino de RT es la asimilación. No es un mal producto pero es un producto sobrante. Es un producto difícil de explicar. No como Windows Bing cuyo nombre enseguida asociamos a algo que apenas sirve para navegar. Al estilo Chromebook.
Lo bueno de todo esto es que Microsoft logró parar la caída de las ventas de los Ordenadores algo que parecía imposible. Después de dos años en caída libre los últimos reportes muestran que las ventas se han estabilizado. Y eso se lo debemos en parte a Windows RT. Este sirvió para abrir el camino a un Windows unificado y más robusto. Sirvió para mostrar posibilidades, derrocar mentalidades obsoletas y sobre todo para darle paso a una nueva generación en la dirección de la compañía.
Yo recordaré mis dos años usando Windows RT como una buena experiencia. Me sirvió para disfrutar hoy aun más las ventajas de un Windows 8.1 PRO.
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