Me dejo para el final lo que se suele comentar al principio: las características del equipo. El porqué es evidente: la función iba por delante

Lo que más llama la atención del yoga 2 es su cilindro. Cuando vi los primeros diseños, me tiraba de los pelos porque no hubiera (inicialmente) una versión windows. Después, me he mesado las barbas con paciencia porque no ha salido, ni se le espera, la versión de 10″ con un picoproyector en uno de los lados del cilindro que lleva con Android casi un año en el mercado. Son cosas de los fabricantes que seguro entienden ellos…

En fin. En 8 pulgadas, el cilindro es muy cómodo a la hora de sujetarlo en posición vertical. Su centro de masas provoca que el peso no se sienta cabezón como un tablet simétrico, y por lo tanto cuesta menos sostenerlo durante tiempo. Esto es especialmente útil cuando estás de pie.

En horizontal, la bisagra encastrada en el cilindro es tan útil que no entiendo cómo no lo publicitan más. No necesitas accesorios, tapas girantes ni nada por el estilo para colocarlo encima de una superficie horizontal. Y por el peso, es absurdamente estable. De hecho, basta un trozo de cartón, cómic, un libro que no sabes por qué no has tirado, etc., para colocarlo en tus piernas con muy alta seguridad. Y no digo total seguridad para que nadie me pegue la bulla si hace lo que estoy diciendo, se le acalambra una pantorrilla y lanza al vuelo su Yoga.

La bisagra tiene un bujero. Parece una chorraica, hasta que necesitas colocarlo colgado de una pared. Ahí es cuando te vuelves a quedar de pasta de boniato, porque logras colocarlo con seguridad en espacios vedados para la inmensa mayoría de los dispositivos, al menos por sí mismos.

Véase el yoga colgado de la puerta de una cuadra. ¿Por qué? Pues como el perro, porque puede. Mi idea original era colgarlo de una rama baja de un pino, pero este final de agosto es el más lluvioso e intempestivo de este siglo y no ha habido ocasión. Tal es así, que no es imposible que tenga que renunciar a la foto del verano mojándome los pies :(.

Anyhow, el agujero es alucinante en muy pocas ocasiones. Para el día a día no me encaja, pero de vez en cuando me sorprende. Y la construcción de la bisagra me permite usarlo con entera tranquilidad, sabiendo que si el soporte (clavo, rama) es sólido y apunta hacia arriba, el cacharro no se caerá.

En la barra están los altavoces. Me he quedado pasmado once again cuando he escuchado por primera vez el sonido que sale de un cacharro de 250 euros. No sé si es que cabe mejor una caja de resonancia decente o que, pero es un peaso de sonido. Estoy visionándome Shoah de Claude Lanzmann, un documental sin concesiones que no logro ver con mi señora, y la experiencia es perfecta: un tamaño superior al del móvil, que llevo a cualquier parte.

En lo que a pantalla se refiere, tengo que decir que su tremenda resolución es hasta molesta para alguien con presbicia. Como avancé, touchzoom es imprescindible en muchas ocasiones. Como algunos sabéis, Metro casi ni lo cato (más por ser un animal de costumbres win32escas que por otra cosa), y me las tengo que apañar . Por lo demás, el brillo es muy satisfactorio (hasta permitir ver en exteriores sin problemas)… y ojalá lo hubieran sacado en mate. Malditas modas. Una pantalla mate habría mejorado considerablemente el uso en exteriores.

El peso es más que adecuado. No es el tablet más ligero en su segmento… ni maldita falta que hace. Es perfectamente aceptable para sostenerlo a una mano, y a cambio tienes una autonomía obscena (de varios días en uso no continuado, diría que aguanta cualquier vuelo por largo que sea). Perder peso a cambio de perder el cilindro habría sido absurdo.

Atom es satisfactorio… si lo mimas. No se le puede sobrecargar de aplicaciones. Esto también reza para las extensiones del navegador: hay que tener cabeza y sólo instalar las verdaderamente imprescindibles, como instapaper. Como dije, Chrome no es una opción, y probablemente Firefox sea la mejor opción. El video corre sin problemas, y usado con cabeza da un rendimiento perfectamente adecuado.

Con esta review de postre doy por concluida la serie. Como colofón, diría que es una máquina con nicho independiente: ni sustituye a un portátil (a mí, al menos), ni puede ser sustituida por un phablet, smartphone o lo que sea. Es una máquina muy compacta, que cabe en cualquier mochila (o en una mochila algo más generosa con la opción tupperware) y que te puede acompañar siempre que quieras.

Este aspecto es esencial para esta categoría, o al menos lo está siendo en mi experiencia: no siempre llevo un portátil encima, ante todo para no pensar en el curro todo el tiempo – el curro no debe competir con mi hipocondria(tm) – pero me gusta tener siempre la opción de poder escribir unas líneas, de leer a tamaño de letra enomme, de ver un video sin plantarme la pantalla frente a la nariz… y hacerlo con windows. Sólo en windows tengo tablets con las herramientas que necesito o aprecio. En Android, p.e., hay editores de texto decentes… pero la versión de VIM es floja, Scrivener ni está ni se le espera, no hay nada parecido a scrivener, el editor de Google docs sigue siendo incompleto… en cuanto al iPad, es más grande y no hace lo que necesito y como me gusta. Para mí no es una opción en ninguno de sus dos tamaños por el software y por el control sobre el equipo, aunque soy consciente de que es la solución para muchos.

No digo que todo el mundo necesite o aprecie un wintablet de 8 pulgadas como equipo auxiliar. Diría que es útil sólo si se cumple la premisa anterior: que te venga realmente bien tenerlo al lado en todo momento, por si acaso o por si te apetece. Con el precio contenido (porque no  es cosa de dejarte casi el dinero que te puede costar una máquina principal), es una posibilidad de la que te alegrarás de haber optado una y otra vez.