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Ene 2019
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¿Qué se esconde detrás de los discos híbridos de Apple?

O por otro nombre, Fusion Drive ya que Apple nos tiene acostumbrados a dar un nombre diferente a algo que ya existe desde tiempos inmemoriales pero que ellos, en general pero no siempre, suelen mejorar y cambiar de nombre.

Si no me habéis oído despotricar en Twitter o en el Slack de Wintablet sobre el tema, os pongo en antecedentes.

En julio o agosto de 2018 compré un iMac Retina nuevo, de esos que son como una compresa con alas en el borde pero igual de gordos en el centro. A nivel estético quedan bien, pero luego te encuentras con limitaciones marcadas por el diseño, como la imposibilidad de añadirle un segundo disco duro.

De hecho, en los iMac anteriores, los gorditos, podías ponerle hasta tres discos duros, a saber: reemplazar el original, que era mecánico. Reemplazar la unidad combo CD/DVD por otro disco, y finalmente añadir un tercer disco en un tercer puerto SATA no utilizado.

Que por cierto es el caso del iMac i7 del 2011 que en este momento está en mi puesto de trabajo, aunque conserva la grabadora del DVD.

Por lo tanto, viendo el gran éxito que tuve con dicho iMac y, sobre todo, su duración, decidí ir a por el modelo nuevo. Y es aquí cuando empezaron mis problemas.

En primer lugar, tienes que elegir un disco mecánico de al menos 2TB para que te venga con uno flash de 128GB. Capacidad inferior a esa, la parte flash del híbrido es de 32GB.

En segundo lugar, tienes que comprar algo potente para que te dure bastantes años, porque la inversión es importante. De hecho, con que este nuevo me dure los siete años que me aguantó el otro, me daría con un canto en los dientes.

Pero me da que no, me da que este va a aguantar justo el tiempo que esté en garantía o poco más. Ojalá me equivoque. Como resumen a todo esto, el iMac este denota, al menos en apariencia, una baja calidad de construcción.

Pero volvamos al tema de los discos. La magia de Apple, con su correspondiente dosis de polvo de hada virgen, porque si no es virgen no vale, consiste en que, mezclando un disco duro mecánico con otro de tipo SSD, se consigue un rendimiento similar a si todo el disco fuera del segundo tipo.

Respuesta corta: tururú.

A simple vista sí, el rendimiento es espectacular y más allá, porque encima la parte flash suele ser del tipo M2 (vamos, el equivalente propietario de Apple a eso) y por tanto es ultra rápida.

Estaréis pensando que el rendimiento caerá, evidentemente, cuando esa parte se llene y se tenga que tirar del disco mecánico.

No necesariamente. No por la mágica arquitectura de Apple, que, seguro si entendéis algo de formatos de discos duros, en cuanto os diga la palabra journal veréis la luz.

Antes de entrar en el meollo de la cuestión, la Aguja candente de la cuestión, que diría Luis Wu (hala, buscad la referencia), podréis pensar que lo que hace macOS es, una vez llenado el disco flash, mover las partes no usadas, o las que haga más tiempo que no se usen, al disco mecánico, descartándolas del SSD.

Y a eso añadimos que, si hacemos un uso extremadamente intensivo del disco, no le daremos tiempo a que realice esa tarea, por lo que comenzará a usar el disco duro mecánico como disco principal.

Pues no, no funciona así.

Ya os he dado la pista más arriba: journaling, diario para los castizos.

Vayamos a la parte técnica, que os voy a intentar explicar de forma sencilla.

Un sistema de ficheros de disco con diario, ojo sistema de ficheros, no disco en sí, es algo que se viene usando desde tiempos de maricastaña y antes. Hay formatos Linux que lo traen de serie, y NTFS (el que se ha convertido en el por defecto de Windows) también desde sus inicios.

Y en principio no requieren ningún tipo especial de disco. Se puede hacer en uno mecánico, en uno SSD, uno virtual (como los VHD de Microsoft o los DMG de Apple) o, si te apetece, en una hoja de papel.

¿Cómo funcionan? Es muy sencillo: las operaciones de disco, en lugar de escribirlas al modo clásico, se anotan en el diario. Es decir, tu creas un archivo y, en lugar de mirar en los índices, encontrar sitio, guardarlo y actualizar el índice, lo que haces es añadirlo al journal.

De este modo matamos dos pájaros de un tiro: el primer cartuchazo va al tiempo que se tarda en la operación de buscarle sitio, que a veces es relativamente bastante cuando el disco anda medio lleno, y el segundo en eliminar la fragmentación.

Y aquí es donde viene el truco del almendro.

Cuando uno trabaja con ficheros, existen muchas posibilidades que el que has creado no sea el final, sino que es algo que va cambiando conforme avanza la tarde.

Pongamos por caso un fichero de Word. O este mismo, en el que estoy escribiendo esto.

Cada guardado se añade al diario, por lo que recuperar una versión anterior es tan fácil como mirar en el mismo hacia atrás todas las versiones.

(Hala, ya sabéis cómo implementa Apple lo de recuperar versiones anteriores).

Es decir, el fichero en sí no se modifica, sino que los cambios se añanden al diario. Así con todos los ficheros con los que se trabaje, al menos mientras las cosas estén en el journal.

Ahora supongamos que nos vamos a echar un meo y dejamos el ordenador en reposo. Entonces este coge el diario y empieza a procesarlo, volcando ficheros cerrados en la sección normal del disco, y quitándolos del diario. Y lo hace con los que llevan más tiempo, primero sin modificar y luego sin tocar.

Eventualmente, si le damos el tiempo suficiente, todos lo que haya en el diario será procesado y enviado a la, digamos, zona de reposo, que viene a ser la zona donde reside el sistema de ficheros tradicional.

Sin embargo, en el diario quedará, o puede quedar, una caché de ficheros, los más usados, por ejemplo, para tenerlos a mano más fácilmente, porque en teoría, el acceso al diario es más rápido que al sistema de ficheros tradicional.

Hasta aquí todo queda más o menos claro, ¿no? Esta forma de hacer las cosas es similar a la de una biblioteca pública: cuando tu devuelves tus libros, el bibliotecario los deja amontonados en una mesa para, cuando tiene un hueco o se acumulan muchos, se va a las estanterías y los coloca en su sitio. Aparte de eso, sabiendo que hay libros que se piden mucho, los deja en un apartado especial de la mesa para tenerlos más a mano y no tener que estar continuamente entrando y saliendo de las casamatas para prestar, por ejemplo, los de las Sombras de Grey.

Pues bien, en los discos de híbridos de Apple, y como ya os habréis podido imaginar, el diario reside en el disco flash y lo demás en el mecánico.

Ahora es cuando entra el tío de la guadaña.

Me habréis oído despotricar a base de bien del asqueroso rendimiento del disco híbrido de mi iMac. ¿Cómo es eso posible, si con lo que os he explicado, debería ir como la seda? Cual cobete espacial directo al firmamento. Como alma que lleva el diablo. Como yo corriendo delante de mi madre mientras lleva la zapatilla en la mano para pegarme…

A partir de este momento, todo lo que os explico es mi teoría sobre los problemas que me están ocurriendo, así que tomadla con la pertinente reserva.

Bien, seguimos.

La pregunta es: ¿qué pasa si haces una serie de operaciones de disco tan severamente intensivas que llenan el diario antes de que le dé tiempo a desahogarse? Como por ejemplo, copiar 60.000 ficheros, que no moverlos.

No sé la respuesta exacta. Ignoro si Apple pasa del diario y realiza la operación (aunque creo que no), o si llena el diario y añade más disco mecánico al mismo para seguir apuntando los cambios (creo que tampoco), o si detiene las operaciones de disco para compactarlo…

Lo que sí sé es que, en determinados momentos, el rendimiento de este tipos de disco cae en picado hasta la detención completa. Es como si se quedara engatillado sin saber qué hacer.

Además, solo ocurre con el nuevo formato APFS. Con el HFS+ de antes veías cómo de repente el ordenador empezaba a copiar (o lo que fuera) de forma más lenta, pero ¡cojones!, seguía haciéndolo.

Ah, y consejo, si te pasa eso, no apagues a las bravas, porque tendrás que reinstalar. Bueno, y sin apagar casi también. Comenzarán extraños errores, como ficheros que no se pueden borrar, ficheros que ves pero que no puedes abrir, programas que revientan sin sentido con errores sin sentido…

Y si arrancas en modo seguro y verificas el disco, te vas a encontrar con problemas como el de la imagen anexa.

En APFS no existe reparación posible. Parece ser que si eso ocurre en HFS+, la propia utilidad de discos es capaz de recuperar tu disco con la posible pérdida de algún fichero, que tendrás que recuperar de algún lado, pero con APFS la solución es, señores, reinstalar.

Tres reinstalaciones llevo por ese motivo desde que tengo el iMac. De hecho, en la última deshice el disco híbrido y lo volví a construir porque ni siquiera podía formatear la partición.

Sinceramente, me hubiera gustado acabar en el corte de arriba pero por desgracia Apple ya no es la que era. Esto lo demuestra más allá de toda duda. Ya no se trata de la subida de precios, ni de la bajada de características en un programa, ni la metrosesualidad de los flaifons, ni de que las cosas en apple son chipiguay Juan Pelotilla, no.

Hay algo más profundo, algo más, me vais a perdonar la expresión, más microsoft, más sacar las cosas cuando llega la fecha y no cuando estén terminadas, más luser que profesional.

En este caso, si alguien llena el journal antes de que tenga tiempo de procesarse, pues ya si eso, luego lo vemos. No sé. Es una gran decepción en general, aumentada en este caso por varios detalles:

  1. Apple es consciente de que APFS no va bien en los discos híbridos
  2. Apple fuerza APFS en Mojave, tengan el tipo de disco que tengan
  3. Apple sigue vendiendo equipos con disco híbrido, por lo que los dos puntos anteriores confirman el diseño por comité de todo esto.
  4. Si se trata de una técnica barriobajera para que te compres equipos solo con SSD, es eso, no solo una técnica muy rastrera sino, también, que va a tener el objetivo contrario, y es que dejemos de comprar equipos Apple.

Ya para terminar, si me vuelve a dar problemas, lo que haré es dejar ambos discos como independientes y manejarlos a mano, poniendo el sistema operativo en el flash y lo demás en el mecánico de forma manual.

NOTA: esta entrada tiene su correspondiente episodio en Leña al Mono que es de Goma.

Por RFOG | Dejar un comentario | Enlaza esta entrada
contacto@wintablet.info tema WinTablet.info por Ángel García (Hal9000)