¿Realmente está retrocediendo Microsoft en su metroestrategia, o está utilizando las armas que han blandido contra ellos en su beneficio?

Todos los Windows han sido esperados con una gran expectación, y se les ha supuesto mejores que sus antecesores. Incluso Windows 7 fue bien recibido, a pesar del fiasco de Vista. Todos menos uno: Windows 8.

Quitar el menú de inicio era un cambio radical, al menos en apariencia. Según los estudios, cada vez era menos usado.

La gente solía tener los accesos directos en el escritorio, y lo usaban puntualmente para arrancar programas no tan usados, cambiar la configuración o buscar algo.

Es más, mucha gente usaba el menú de inicio solo para apagar el sistema.

Resumiendo: en la práctica, la supresión del menú de inicio supuso un pequeño ajuste en la manera de utilizar el equipo.

Pero como cualquiera sabe, a los humanos no nos gusta que nos cambien las cosas que creemos que controlamos. Por ese motivo, tal vez Microsoft fue liberando las sucesivas versiones de prueba a bombo y platillo para ir concienciando y educando al usuario.

La supresión del menú de inició causó dos grandes grupos de reacción. Unos cuantos al verlo dijeron: «¡Que horror! No sirve para nada. Bueno, vamos a ver… Oye, pues la verdad es que no está tan mal… ¡Fíjate, en algunos aspectos es incluso mejor! Me gusta…»

Y otros dijeron: «¡Que horror, no sirve para nada! Voy a decir a los cuatro vientos que es una porquería, que solo funciona con pantallas táctiles, que con teclado y ratón es engorroso y que conmigo que no cuenten. ¿A que me pongo radical y digo que no tiene escritorio? Ale, como ya he gastado 5 minutos en probarlo, voy a borrarlo de mi lenta máquina virtual».

Este segundo grupo, mucho mas numeroso y ruidoso que el primero, contagió una percepción negativa de Windows 8. Lo más sonrojante es que muchos de los que criticaban reconocían que o no lo habían probado, o que si lo habían hecho no le habían dedicado mas de unos minutos.

Cuando salió Windows 8, mucha gente estaba a disgusto con el «de oídas».

Con su idea prefabricada (y prestada) de que por no tener menú de inicio, el usuario medio ante su primer contacto, al no ver el dichoso botón, no puede ser mas demoledor.

Y es que hay que reconocer que luchar contra la opinión de la masa no siempre es fácil. Un ejemplo de ello lo tenemos en el cine: si una película es terriblemente cara, y la masa dice que es una mierd*, aunque un individuo vea (no ya que le guste mucho) que no está mal, no lo dirá tan abiertamente, y cuando la comente con «la masa» de opinión unánime, se centrará en los aspectos negativos en lugar de defender sus gustos, no sea que le vean como un bicho raro.

Si, disfruté como un enano viendo Jhon Carter de Marte… ¿Qué pasa?

¿Y de verdad era para tanto? Curiosamente, pese a no tener el menú de inicio, se siguen teniendo las mismas funciones… ¡Y se manejan igual!

Por ejemplo. Mucha gente que ya no usaba el menú de inicio, lo que hacían para ejecutar una aplicación, en lugar de ir trepando por los árboles, le daban a la tecla Windows y se ponían a escribir el nombre del programa. Con unas pocas letras aparecía, tras lo cual solo resta pulsar la tecla «Intro» y a funcionar.

Pues con Windows 8… ¡Hay que hacer exactamente lo mismo!

Sería como un anuncio de esos de la tele, en los que le tapan los ojos a uno y le piden que compruebe cual es mejor, si su producto de siempre o el nuevo. ¡Literalmente, alguien podría manejar con el teclado Windows 8 con los ojos cerrados y no se daría ni cuenta!

«Caballero, en una mano tiene su Sistema Operativo de siempre, y en la otra uno nuevo. ¿Nota alguna diferencia en su manejo de costumbre?»

EL TRUCO FINAL

Lento pero seguro, MUI va ganando defensores a medida que pasa el tiempo, pero tal vez a una velocidad no tan rápida como seria deseable.

En Microsoft, que cuando quieren son muy listos, es posible que hayan pensado que si la masa se ha liado a hablar de oídas y les ha repercutido negativamente… ¿Por que no hacer que sigan hablando de oídas pero con el resultado contrario?

Aparte de librarse de las criticas, tendría un curioso efecto a largo plazo. Un escándalo levanta mucho revuelo, pero si se repite, causa indiferencia, y ejemplos no faltan. Escándalos en política, en el mundo del corazón, del entretenimiento… ¿Por que no uno en la informática?

El truco consiste en cortar el escándalo, para por si aparece, este estará desactivado desde el principio, porque no es nuevo ¿Como conseguirlo?

MOONWALKER

«¿Queréis botón de inicio? ¡Pues tomad botón de inicio!»

Microsoft se ha puesto a bailar el famoso paso de Michael Jackson, el Moonwalker, delante de la masa. Se quedan enbobados viendo como los pies se mueven en una dirección, pero en realidad se dirigen hacia otra.

El baile, consiste en colocar el botón de inicio. Y funciona. Ahora la gente, esta hablando de que Microsoft recula, que claudica, y hasta que reniega en parte de Metro (por mucho que insistan en llamarlo MUI).

Ahora los críticos se sienten triunfadores, haciéndose responsables de los cambios por sus quejas, viendo como una mega corporación les da la razón. Peeeero…

…la realidad es que nada ha cambiado, o casi nada. Si, es cierto, han puesto un botón de inicio. Lo que parece que nadie se haya dado cuenta (y por nadie me refiero a aquella gran masa de gente que se lanza a opinar sin haberse parado a leer, algo que afortunadamente es raro con nuestros lectores), es que lo que no han puesto ha sido el menú de inicio, que es distinto.

Han cambiado esto…

…por esto.

Y ya está. No existe el retroceso, ni la claudicación ni la vuelta a los orígenes. Es tan solo un botón, que antes estaba oculto y ahora no. Lo sorprendente es que es algo que no es la primera vez que hacen. Hace mas de un año ya utilizaron algo muy parecido en la Developer Preview, que acabaron por quitar porque era una tontería.

Sin embargo, aunque no tenga mucha utilidad ergonómica, si que parece tenerla socialmente.

Y es que otro hecho de la mente humana, es que cuando alguien está convencido de que sabe lo que le vas a decir, ya puedes decirle otra cosa, que oirá lo que está pensando (porque en realidad, no presta atención).

Bajo este principio, lo mismo que la gente se ha lanzado a criticar el nuevo entorno sin tener una opinión propia fuertemente afianzada, ahora mismo se están poniendo manos a la obra para contrarestar su propio efecto negativo. Y la causa es la misma. No parase a investigar, quedarse solo en la superficie y apresurarse a crear prejuicios.

¿Será esto una jugada maestra puesta en marcha con un par de horas de trabajo?

Dicho esto, querido lector, ten en cuenta que esto es un análisis psicológico de pacotilla, basado en mis propias observaciones.

Aquí nadie dice que te tenga que gustar Metro. Eres libre de que no te guste. Pero al menos, que la opinión sea tuya.