Bueno. Supongo que los habituales del sitio conocen que tengo tanto una Surface PRO como una RT, y que a esta última le puse la preview de Windows 8.1

Pues bien, si queréis saber los motivos que han hecho que justo en este instante esté poniéndole 8.1 a la PRO, leed tras el corte.

Cuando termine de hacer la instalación, no tendré en casa ningún PC/MAC que no tenga un sistema operativo que no esté en Beta. Bueno, no es del todo cierto, me queda un PC con Windows 8, pero ese no lo toco porque es con el que curro cuando me quedo en casa, y de momento, es intocable.

¿Por qué tanta beta y tanta preview? Es muy sencillo: tanto OS 10.8 Mavericks Release 5 como Windows 8.1 son tremendamente estables y funcionales. Y como suele ocurrir en estos casos, algunas de las nuevas características terminan resultando completamente imprescindibles una vez que comienzas a usarlas.

Al de Apple sólo le he encontrado una ñapa en un tema de iCloud en las Preferencias (sin contar problemas con iBooks, pero en concreto eso es algo que no me importa).

Y a Windows 8.1, ninguna. Es decir, para mi funciona perfecto, cosa que es de extrañar incluso en versiones Windows finales. Se ve que eso de ir en un hardware completamente certificado por Microsoft tendrá algo que ver.

[A lo mejor, esos Windows que hacen cosas raras se debe no al sistema operativo en sí, sino al hardware sobre el que corre y, sobre todo, a los drivers. Mmmmmm… El tiempo nos da la razón]

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Decía que cada nueva versión de sistema operativo trae nuevas características. Sin entrar en temas comerciales y de marquetin, como que si son trescientas o quince, lo cierto es que, seguro, alguna de ellas hace que te decidas.

En el caso del MAC fue el soporte para varios monitores a pantalla completa. Sin ser ninguna cosa para echar cohetes ni mucho menos, tiene su ventaja y utilidad. Quizás a otra persona le guste el Finder con pestañas, lo encuentre una mejora imprescindible, pero a mi me parece una chorrada. Y justo al revés, a esa persona mi soporte para dos monitores le resulte una nadería.

[Personalmente me hubiera gustado más un Finder con doble árbol de ficheros, al estilo del Norton Comander, pero para eso ya tengo Path Finder. Lo dicho, para gustos los colores]

Vale. Finalmente vamos ya a lo que me gusta y me resulta imprescindible de Windows 8.1, tanto que, visto el hecho de que los MVP y demás personajillos privilegioides, por ejemplo aquellos que tengan los 12.000 euros que cobran por una MSDN, no vamos a tener ninguna opción a tener la versión 8.1 antes, he decidido instalarme la actual.

De todos modos ya no es la que salió en su momento, porque lleva varias vueltas de Windows Update, así que cualquier tropiezo grande ya debe estar más que pulido.

Personalmente, eso de no dejarnos a los early adopters jugar con su versión antes de su salida es un grave error por parte de Microsoft. Recuerdo que una vez que la RTM de Windows 8 estuvo en la calle, que fue a cosa de mediados de agosto del año pasado, y antes de que llegara a estar disponible para el público en general, salieron varias actualizaciones, una de ellas bastante grande.

Con eso se aseguraron que la RTM fuera muchísimo más estable de lo que hubiera sido sin esa “pre-salida”. La ISO de instalación no cambió, pero una de las primeras cosas que hace Windows tras ser instalado y tener internet disponible, es buscar actualizaciones en Windows Update. A veces incluso lo hace durante el proceso de instalación.

Hay que reconocer que con la actual 8.1 pasa lo mismo, pero seguro que la RTM trae cambios suficientes (por ejemplo, Skype integrado) como para que contenga bastante diferencias, y veremos como en un mes o dos, sacan una actualización grande.

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Ya llego, ya. El motivo de instalarme una versión no final en mi tableta de mil euros es ni más ni menos que SkyDrive.

Hala, ya lo he dicho.

No nos confundamos. No hablo de la cutre y limitadísima versión que hay disponible en el interfaz moderno, no. Ni de la de escritorio (que siendo algo más potente, tampoco es para tirar cohetes). Hablo de la que viene integrada con Windows 8.1

Os explico cómo funciona.

Tu tienes en la nube tus cosas, organizadas por carpetas. Luego, en tu tableta, tienes el mismo árbol de ficheros con las mismas cosas. Desde el momento de la actualización, y como una rama más en el Explorador de Windows.

Pero ese sistema de ficheros local es virtual. Es decir, no está aquí, sino que está allí.

Vale. Ahora navegamos por él con el explorador, elegimos un archivo y lo abrimos. ¿Qué es lo que ocurre?

Dependerá del programa. Si entiende y se integra con el API de SkyDrive, negociará con los servidores y todo el trasiego será online. Más o menos como hace ahora Office 2013, que mantiene la versión online en paralelo a la local, y lo hace bastante bien.

Si el programa no entiende de SkyDrive, el sistema se baja el fichero, y luego se lo ofrece al programa.

En ambos casos, cuando el programa acabe con el fichero, si no hemos indicado nada, éste volverá a sincronizarse con la nube si no lo estaba ya.

Y dejará de estar localmente almacenado, a no ser que quede en la caché de SkyDrive. Pero a nivel teórico no está localmente.

Si queremos que un fichero esté disponible localmente, sólo tenemos que elegir tal opción en sus propiedades.

Cuando queramos añadir un nuevo fichero, lo dejamos en el sitio adecuado y él se subirá a la nube y estará disponible en otros ordenadores.

El concepto va un paso más allá de lo que las demás nubes. Lo más cercano que hay a eso es Dropbox, pero sin la virtualización (a no ser que la hayan añadido ayer mismo).

Con esto, añadimos 7 GB más de espacio a nuestras tabletas escasas de disco, 25GB si sois de los de antaño. Y más espacio si pagáis. Teniendo en cuenta que SkyDrive es uno de los servicios más baratos que hay de nube, no creo que esté muy mal, ¿no?

Si queréis más detalles sobre cómo funciona esto, aquí hay un artículo de Microsoft al respecto.