Para Microsoft, Windows 8 era renovarse o morir. Windows 7 ha reconciliado a Microsoft con su cliente central, la gran corporación pública o privada, pero por sí mismo no puede seguir la evolución del mercado general ni, desde luego, aprovechar la evolución del mercado de consumo. El salto a ARM y la interfaz metro de Windows 8 van a permitir esto, unificando dentro de pocos años la experiencia en todo el espectro personal, desde las estaciones de trabajo hasta los tablet, pasando por todas las gamas de laptop.

El salto a ARM ofrece innegables ventajas: reducción de consumo de energía (con su consiguiente aumento de autonomía), reducción de tamaño y peso (gracias a la refrigeración pasiva), arranque(despertar) instantáneo. Pero tiene un handicap que Microsoft puede que no compense: no hay aplicaciones compiladas para ARM de momento, y si todas las aplicaciones para Metro tienen que acabar pasando por el futuro mercado de aplicaciones de Microsoft, a buen seguro que muchas aplicaciones clásicas no se acabarán portando.

Ahora demos la vuelta a la cuestión y hablemos de Intel. Sí, ya sé que está tan poco de moda como lo estaba hablar de Microsoft antes del anuncio de Windows 8, pero las tecnomodas es lo que tiene, que parece que no existe nada más que la moda del momento. Y aún peor, puede que se recuerde su existencia para tratar de «matarlo», con todos esos tolomatos que tratan de declarar muerto al RSS, a twitter o incluso a la propia web, como el jeta del Anderson.

De momento, las CPU de Intel ofrecen más consumo de energía (y menos autonomía para el mismo peso) y el uso de refrigeración activa, con lo que implica para el tamaño de los dispositivos; de momento, también, no cuentan con el encendido instantáneo de ARM. Sin embargo, una CPU x86 que corra Windows da acceso nativo a la mayor biblioteca de software comercial y libre existente.

Y esto, amigos, es una ventaja para la empresa. Es LA ventaja, vaya. El software local sigue ofreciendo un valor fundamental para las operaciones diarias de empresas y profesionales, y a corto plazo no es sustituible por aplicaciones en la Nube en muchos escenarios.

Intel, por lo tanto, está en la posición en la que estaba Microsoft: dominante (tanto como marca como por la arquitectura x86), pero a merced del cambio en la dirección de las tendencias. De hecho, algunos de sus últimos movimientos no invitan al optimismo: su gestión de MeeGo no ha seguido el ritmo general de la evolución de los SSOO de dispositivos portátiles, han descuidado el segmento netbook y, en general, se han quedado atrás (habiendo empezado antes) comparado con iOS y Android.

Pero son Intel. Son la empresa dominante en la arquitectura dominante de PC. Son la empresa que ha remontado varias situaciones adversas, incluidas amenazas a su posición de dominio por parte de AMD.

Hay una tendencia clara: un segmento significativo del mercado demanda dispositivos ligeros, de gran autonomía y usables en plena movilidad (de pie y con el dedo, vaya). Hoy en día la respuesta a esta demanda se basa en ARM… pero eso no está escrito en piedra.

Intel puede adaptar su segmento de CPU de bajo consumo para que responda lo mejor posible a esos requisitos. Quizás no tan bien como ARM, pero lo suficientemente bien como para ser perfectamente usable, al tiempo que se mantiene el acceso a la totalidad de la biblioteca de software Windows en x86.

Posiblemente sea muy raro que alguien haga autoedición on-the-run. Vale. Cierto. Pero a un fotógrafo le podría venir muy bien una máquina ligera, con autonomía y con más capacidad que los tabletos actuales para hacer retoque fotográfico. Ni qué hablar de un arquitecto, aparejador o cualquier otro trabajador de campo. Los médicos y técnicos de hospital que ya usan tablet PC agradecerían una carga más liviana y más autonomía.

Y todo el que trabaje en movilidad podría agradecer un dispositivo de convergencia: un único dispositivo ligero y con autonomía pero que conectado a monitor, teclado y ratón permitiera la totalidad de las operaciones de un PC con windows.

Intel tiene la opción de recuperar terreno, como está haciendo Microsoft. En los próximos doce meses veremos si se pone o no a la tarea.