Primer día. Y primera en la frente. Descartando el teléfono y la Microsoft Band, por no conseguir objetivos. Si seguís leyendo os cuento la historia.
Voy yo todo pichi con mi Band y Z me dice que me ha mandado un mensaje. Yo miro en mi muñeca y resulta que no tengo ninguna notificación. “Llámame, le digo”. Me llama. Nada. Suena el teléfono pero la muñeca no me vibra. “Empezamos bien”, me digo.
Abro la configuración de Bluetooth, la aplicación de Microsoft Health, miro en la Band… Todo parece perfecto, salvo que la Band me muestra un SMS de hace seis meses, dos correos de más o menos el mismo tiempo y así.
Para hacer corto lo largo, entro en la configuración de Microsoft Health y me suelta la captura:
Me voy a donde me dice y veo:
¿Ande andará? Después vuelvo a Microsoft Health y veo:
Y de ahí no hay forma de sacarlo. Ni reiniciando el teléfono, ni la Band, ni haciendo el pino.
—
Para más inri, Cortana en la Band me dice “No hay nada nuevo” y no me deja decirle nada.
—
Si la Band no me notifica, no me sirve para nada. Adiós Band, hola Apple Watch. Adiós 950 XL, hola iPhone.
—
Más:
Síguenos