El Asus transformer 1 lleva medio año en el mercado. Monta una CPU TEGRA 2 de doble núcleo a 1Ghz, y lo que más le hace destacar de entre la primera generación de tablets Android serios es su teclado-dock, bien ejecutado y que le da al equipo una autonomía total de 15 horas cuando está conectado el tablet a dicho Dock. El ritmo que llevamos es tan frenético que acaban de anunciar el próximo lanzamiento del Transformer 2, con núcleo cuádruple Nvidia Kal-El y una serie de mejoras adicionales. Cuando salga, estará disponible con Android 4 Ice Cream. La pregunta interesante es ¿Cuál sería la diferencia si saliera con Windows 8?

Para empezar, los tiempos no son disparatados. Hay que tener en cuenta que Tegra 2 estuvo disponible para los fabricantes algo más de un año antes de salir los primeros equipos en este año. Por ejemplo, yo pude verlo en funcionamiento en modelos de demostración en la MWC de Barcelona en 2010. Y si, ya resultaba impresionante con el multimedia, sobre todo para la «época». Por la misma regla de tres, el núcleo cuádruple de Kal-El no estará anticuado en 2012.

Es de suponer que, dada la potencia de Kal-El, dado el adelgazamiento que ha sufrido Windows 8 y dada la adaptación que va recibir para correr fluido en ARM, un «tablet transformable» con una configuración semejante a la del Transformer 2 podría funcionar de forma completamente fluida con Windows 8 ARM. En ese caso, creo que cubriría perfectamente el hueco que le queda al actual Transformer.

Me explico: el equipo tiene muy buenos componentes y acabados. Y hay que ser un necio como un mentiroso o ambas cosas para afirmar que Android es un mal sistema operativo. El problema es que Android es un sistema operativo orientado fundamentalmente a dispositivos móviles y para usos de comunicación y consumo de contenidos. Hasta la fecha faltan aplicaciones de productividad ni remotamente a la altura de lo que llevamos usando en sistemas operativos de escritorio toda la vida. No sólo las aplicaciones, sino que el navegador es también móvil y no permite usar de manera nativa la totalidad de las aplicaciones en la nube que necesitamos para nuestros puestos de trabajo.

Si hubiera un Transformer 2 con Windows 8 ARM, tendríamos un equipo con una autonomía de al menos 15 horas, un peso de 680 gramos sin dock o de 1,200 gr. con dock, teóricamente compatible con todos los dispositivos con estables por USB (aunque está por ver qué compatibilidad mantiene el kernel para ARM)… y aplicaciones de productividad. Reales. Sin compromisos. Al menos un navegador completo, y espero que otros navegadores disponibles, todos compatibles con las aplicaciones en la nube de nuestra elección de manera nativa y sin restricciones. Eso dejaría a los Chromebooks con la única ventaja de la seguridad, a cambio de una flexibilidad muy inferior.

Como poco, las aplicaciones de productividad de Microsoft portadas. Es de suponer que en breve se dispondría de las aplicaciones de productividad más populares y extendidas, y dudo mucho que Microsoft le pusiera puertas al campo y limitara en modo alguno la inclusión de software de terceros, por que eso tendría un elevado riesgo de molestar a su verdadero cliente que es la gran empresa.

En estos días se está leyendo que no hay alternativas al iPad. Que los tablets con Android no dan la talla. Dejando aparte que esta afirmación no se justifica por medio de hechos concluyentes, lo que de momento obvia es lo que va a suceder cuando el año que viene los profesionales puedan adquirir tablets con las capacidades multimedia actuales y con acceso completo a aplicaciones de productividad de verdad. De hecho, me tiraré a la piscina: Apple no puede ofrecer ningún producto comparable en un futuro previsible, dada su apuesta por iOS y su abandono comparativo de la solución que sería OSX. El iPad quedará en unos años concentrado en su propósito original, que es el de dispositivo para consumir contenidos. Incluso diría que Google ha perdido un tiempo precioso y que Windows 8 va a eliminar buena parte de sus posibilidades en el segmento alto de los tablets, especialmente para profesionales.

La gran duda que me entra al pensar en todo esto es el efecto que pueden llegar a tener estos equipos con ARM y Windows en las ventas de portátiles. Evidentemente, no se puede esperar que tengan la misma potencia que los portátiles con X86, pero pueden resultar suficientes para muchas de las necesidades de trabajadores en movilidad. La duda, entonces, es como van a ser cimentar los fabricantes tradicionales la producción de equipos entre la nueva categoría y la categoría «clásica» de portátiles.