Tenemos al menos dos ideas fuerzas sobre las tendencias en cuanto a las interfaces de usuario:

La primera idea fuerza es que la tradicional y poderosa «metáfora del escritorio» y sus ventanas esta en crisis y tiende a ser remplazado por otras metáforas.

La segunda idea fuerza es que Microsoft esta abandonando lentamente el paradigma de «administración de aplicaciones» en dirección a un nuevo paradigma de «administración de información».

Probablemente muchos artículos ronden sobre estas ideas. Tenemos el ejemplo de «Escritorio afuera» y ahora trataremos de ver algún legado de Courier a Windows 8.

Algunas aclaraciones. 

Primero que nada, recordemos las dos ideas fuerzas. La idea detrás de la crisis de la metáfora de escritorio y sus ventanas (aunque se salvan los «objetos») no se limita a la típica afirmación de que resulta ineficiente en las pequeñas pantallas de las subnotebook y tablet, sino que va más allá: toda la metáfora es un desastre desde su misma concepción (al menos eso pienso desde hace algunos años atrás). Por un lado el escritorio es subutilizado y siempre termina desordenado; por otro lado, a los novatos les cuesta entender que están abriendo múltiples ventanas y que se encuentran unas encima de otras o que puede cerradas, maximizarlas o minimizarlas; por último, siempre resulta problemático encontrar una forma simple de mantener el escritorio y sus ventanas en orden y alternar entre las diferentes ventanas y/o entre estas y los escritorios.

La segunda idea viene del hecho de que a principios de la década de 1990 Bill Gates realizo una conferencia donde afirmaba que el futuro no se encontraba en las aplicaciones sino en la «información» en sentido amplio. Sostiene que en el futuro las personas ya no necesitarán pensar qué programa necesita para escribir, realizar cálculos o consultar información, sino que buscarán la información y automáticamente la aplicación relacionada se abriría. Los usuarios no sabrán que estarán utilizando un programa particular, simplemente interactuarían con la información. De hecho, no sabrán distinguir entre el sistema operativo y las aplicaciones. Para los usuarios todo será ver y editar información. Durante las últimas dos décadas Microsoft parece haber trabajado a paso lento pero seguro en esa dirección. Aunque la verdad sea dicha, más parece una transición interminable que atraviesan las últimas dos décadas de Microsoft y sus desarrollos.

Dicho esto podemos retomar algunos aspectos de Courier.

El concepto del Courier prometía dos pantallas separadas por una barrá física. Cada pantalla funcionaba como una ventana maximizada e independiente que podía, o no, tener algún tipo de relación con la otra. No viene al caso si cada pantalla/ventanas mostraba diferentes partes de la misma aplicación y/o dos aplicaciones diferentes. Lo relevante es que los usuarios necesariamente utilizaban dos pantallas/ventanas maximizadas, una del lado de la otra. No hay superposiciones de ventanas, no hay múltiples ventanas encimadas, no hay que aprender conceptos como maximizar o minimizar, etc. Un usuario novato puede aprender rápidamente que puede ver y trabajar en dos cosas simultáneamente  y realizar intercambios entre ellas.

El Courier es el primer intento de superar la confusa y desordenada metáfora del escritorio y sus ventanas sin ir al extremo de eliminar el poder que proporcionan estas últimas. Todos los demás intentos que vemos hoy en día (iOS, MacOS X Lion, WebOS, etc.) solo permiten trabajar con una única y omnipresente ventana a la ves. En post de la simplicidad eliminan las ventanas y el poder que proporciona poner una al lado de la otra.

El concepto del Courier va más allá. También demuestra que sería posible trabajar con ventanas en pequeñas pantallas.

Pero Courier era imperfecto. Sólo permitía trabajar con dos ventanas, no tres, cuatro o más. De hecho, no permitía trabajar con una única ventanas. Además, necesitaba un hardware relativamente costoso conformado por dos pantallas o monitores. Ni más, ni menos.

Un concepto así difícilmente sería competitivo en el mercado. Demasiado especializado. Siempre pensé que el producto que vería la luz tendría una única pantalla dividida en el medio por una columna vertical «virtual» que separaría las dos «ventanas». Es más, una columna vertical virtual seguramente podría moverse de derecha a izquierda para poder ver dos ventanas iguales, una más grande que la otra o, incluso, una única ventana a pantalla completa.

Todavía hay más, si puede haber una columna vertical virtual, entonces también podría haber una columna horizontal virtual que permita disfrutar hasta de cuatro ventanas simultáneamente, algo que podría ser muy interesante en una computadora con una gran pantalla.

También podemos imaginar dos o más «columnas verticales» de modo tal de tener una ventana a la izquierda, otra en el centro y otra a la derecha. El limite práctico puede estar dado por las necesidades del usuario y el tamaño de la pantalla.

Por último, con los manos podríamos hacer un gesto de zoom que nos permita alejarnos de todas nuestras «ventanas/pantalla» hasta el punto de que podamos verlas una al lado de la otra, como si de pequeños mosaicos se tratara. Un gran escritorio con todos nuestros mosaicos/aplicaciones/documentos en uso.

Detengámonos aquí. El «Courier en una única pantalla» termina recordando mucho a Windows 1.0. No solo eso, termina recordando también a la forma en que Metro administrará sus «ventanas». Y, para no dar más vueltas con el asunto, podemos concluir que este sería el primer aspecto de Courier lega a Windows 8.

Casualmente, una de más importante tanto para pequeñas como grandes pantallas, novatos como expertos. Las confusas y tradicionales ventanas de la metáfora de escritorio tradicional están siendo redefinidas y simplificada sin perder su poder en el proceso.

Huelga decir que en el proceso también redefinimos el escritorio. Pero eso merece otro artículo. Y como estoy cansado y escaso de tiempo, finalizo aquí. Después de todo, no hay mejor forma de honrar al cancelado Courier que con un artículo igualmente inconcluso.