¿Eres de los que necesitan proyectar la pantalla de tu ordenador en tu trabajo? ¿Te gusta el ocio a lo grande?
Olvídate de botones derechos, menús contextuales, propiedades y demás. Con Windows 8 configurar un proyector está chupado.
Pasa y toma asiento.
Quien dice un proyector, dice un segundo monitor. El caso es que es muy sencillo, y en un periquete puedes tener lista tu propia sala de cine.
Lo primer es invocar el «charms». Hay tres métodos. Estrellando el puntero del ratón contra la esquina inferior izquierda, deslizando el dedo de derecha a izquierda sobre el margen derecho o pulsando Win + C.
Después seleccionamos la segunda opción, Devices.
A la derecha aparecerá un menú donde elegir el dispositivo. Elegimos el proyector.
Acto seguido tendremos cuatro opciones para elegir, dependiendo de lo que queramos.
Con la primera, la imagen solo irá a la pantalla principal. Aquí le daremos si queremos que todo se quede como al principio.
Con la segunda, se proyectará un duplicado exacto de lo que veamos en nuestra pantalla. La resolución se ajustará automáticamente. Ideal para una exposición.
Con la tercera, podremos extender la pantalla del ordenador a un lado. Esta opción es perfecta si se tienen dos monitores. Curiosamente, Metro no se extenderá, tan solo el escritorio. Así podremos utilizar a gusto el fondo de escritorio que viene con Windows 8 para monitores super-panorámicos.
Si os fijáis, en la pantalla secundaria se duplicará la barra de tareas, y donde solía estar el botón inicio, tendremos otro botón.
Sirve para seleccionar si la pantalla principal se queda a la izquierda o a la derecha.
La cuarta opción, anula la pantalla de nuestro dispositivo y muestra la imagen solo en el medio exterior (un proyector u otro monitor). Ideal para ver una película o ahorrar batería.
Ale, a disfrutar…
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