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Abr 2013
marketSoftware

La experiencia de subir a la tienda una aplicación

Cuentan los sabios que toda persona que se precie debe plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro a lo largo de su vida. Como ya he hecho lo primero y lo tercero (es un decir), y lo del hijo como que no me emociona mucho, he decidido sustituirlo por subir una aplicación a la tienda de Windows 8 (y de Windows Phone), que viene a ser como lo del hijo pero sin tantos gastos y con las noches tranquilas.

Si os pica el gusanillo, y queréis ver cómo es la experiencia, seguid leyendo. No a va ser nada técnico (eso ya lo estoy haciendo en otro lado), sino más bien una serie de impresiones y experiencias de un desarrollador amateur ante su primera experiencia.

Dentro de la Tienda de Windows 8

Dentro de la Tienda de Windows 8

Lo primero que me gustaría contar es que quizás la experiencia de la subida y posterior espera hasta la aprobación es más dificultosa que la de crear la aplicación en sí, pese a que la diferencia de esfuerzo es significativa. Pero vayamos por partes, que dijo mi amigo antes de liarse a mamporros con la tableta esa que no le funcionaba.

El primer paso para subir una aplicación a una tienda es, claro está, tener una aplicación que subir. Puede parecer obvio, pero a veces no lo es tanto. Uno no puede decir voy a hacer un programa y luego lo subo, no. El mayor problema se sitúa entre la concepción y la finalización del mismo.

Vamos, que podemos tener una idea magistral, una idea que nos encumbrará sobre las más altas esferas del desarrollo, y hará que Larry Page, Bill Gates y Steve Jobs queden a la altura del betún, pero cuando nos sentemos ante la hoja en blanco, digo el entorno de desarrollo en blanco, nos pase como a mi otro primo, que dijo que iba a escribir un libro y lo encontraron, tres meses después,  con la barba llegándole al suelo y delante de un todavía inmaculado folio, y a él, in albis.

No sólo hay que saber qué hacer, sino también cómo. Si ya de por sí es algo bastante complejo crear una aplicación, los puntos suben al tener que, además, constreñir nuestra desbordada imaginación programadora sobre las más o menos estrictas reglas de la tienda a la que va dirigida.

Porque cuando uno hace un programa, ya sea por voluntad propia o por encargo, lo habitual hasta hace unos años, consistía en ajustarse a los requerimientos y tirar millas. Con que se ejecutara en el sistema operativo destino era suficiente, y si encima lo hacía bien y sin petar, mejor que mejor.

Pero desde que hay que subirlo a una store la cosa cambia. Ya pueden pedirte o querer tu mismo que la aplicación sea capaz de hacer piticos de boina, si las normas de la tal dicen que no, que los piticos están prohibidos, no vale alegar que son de boina.

El siguiente paso es terminar la aplicación. Sí, hijo, hay que terminarla. Feature complete, que dicen los anglosajones. No, a ver, no es que haya nadie que sea fea, es que no vale eso de poner un botón que no haga nada o que te muestre un mensaje que diga “esto lo iba a hacer pero o bien no tengo ganas o no sé cómo, así que lo dejo para la siguiente versión”.

Tampoco debe petar. Sigue sin valer eso de que “en mi ordenador funciona”, o que “sólo va a estallar unas pocas veces” o “sólo cuando toquen aquí”. Si tu aplicación tiene algún error y no lo pillan los probadores (cosa que es bastante frecuente) pero sí la gente que la use, verás cómo bajas rápida y eficientemente del estrellato.

Vale, supongámosele que, como pasaba en las cartillas militares, el valor lo tiene. Y que la has terminado, y que funciona bien, y que no hace cosas raras como cerrarse de repente, etc.

Hemos sido unos machotes (o machotas, vamos, por lo de miembros y miembras) y la hemos terminado. Con dos cojones (o dos ovarios, o uno de cada,  vaya, o como queráis). Somos los putos amos del desarrollo.

Hemos gritado, acordado de la madre del que hizo el compilador, del ordenador que no va bien, de que no es tu culpa, tu lo estás haciendo bien, eso funcionaba bien ayer, vaya, ahora peta, niño, deja de joder con la pelota que no me concentro… pero ahí está, tan flamante que deslumbra.

¡¡¡¡¡La terminé de una PUTA vez!!!!!

Y encima, vamos a suponer que, de entre los mejores, eres el mejor de todos y has hecho la misma aplicación tanto para Windows Phone como para Windows 8. ¡Eres el puto amo!

[Aquí tengo que decir, y ahora totalmente en serio que, pese a lo disparejas que son ambas plataformas, Microsoft ha hecho los deberes y te permite, mediante una cosa que se llama Portable Library, compartir un montón de código entre ambos sistemas, lo que deja que, con prácticamente un mismo código, sólo varíe la parte visual. Y esto es el principio. Futuras versiones compartirán más todavía hasta una posible unificación total.]

***

Normalmente, el proceso de desarrollo clásico llega hasta aquí. Es decir, tienes una aplicación que va a ser usada. La has hecho, la has probado y te la han probado, todo ello de forma privada. Es el momento de ofrecerla al público en general.

Una aplicación generada para una tienda necesita un paso más: verificar que cumple con las reglas. Normalmente eso ya debes haberlo tenido en cuenta, pero la plataforma de desarrollo, en este caso Visual Studio, te permite realizar una serie de test automáticos y otros manuales, que te darán una idea de lo que te vas a encontrar cuando la envíes.

Estos no te garantizan nada. Más bien te ponen la miel en los labios, porque una vez pasados piensas que todo va a ir como la seda y podría ser que no, aunque en general te van a salvar de las pifias más obvias y de las risas de los probadores, pobrecitos ellos.

***

En la Tienda de Windows Phone

En la Tienda de Windows Phone

El siguiente paso es tener una cuenta de desarrollador y pagar, si no tenemos suerte, algo menos de cien dólares o lo que sea al cambio. Y digo si no tenemos suerte porque a poco que busquemos podemos encontrar ofertas sobre el pago. O bien eres MVP y tienes una MSDN que te trae una cuenta gratuita, o bien pillas a Microsoft baja de defensas y está ofertando una cuenta por un dólar, o recoges cupones al comprar el periódico, o te la regalan al tropezar con un gallinfante…

Bueno, en serio, a veces Microsoft ofrece cuentas a bajo coste, aunque realmente cien dólares al año no es casi nada, sobre todo si quieres dedicarte a esto de forma profesional.

El lector espabilado se habrá dado cuenta de que he puesto el burro delante del carro. ¡Craso error! El burro está donde tiene que estar, y sí, va con segundas que son casi primeras. A ver, que la cuenta de desarrollador la puedes tener en diez minutos, y el programa, si lo escribes en ese tiempo, o bien eres superprogrammer o bien tu aplicación es una mierda.

No es la primera vez que uno se da de alta en algo así, le caduca el tiempo que tiene, y no ha hecho un pijo. Así que mejor primero lo que tiene que ir delante (es decir, el burro, tu). Ya habrá tiempo de hacer una segunda o de volver a pagar al año siguiente si esto te mola, pero si todavía estás como mi primo de la barba, al menos te quedará dinero para pagarte un peluquero.

Bueno, supongamos que ya tienes tu cuenta de la tienda o tiendas, como es mi caso, una para Windows 8 y otra para Windows Phone.

Los procesos de subida arrancan de forma diferente, pero en conjunto terminan siendo iguales. Para Windows Phone sólo tienes que generar un tipo de fichero especial con una configuración y unos elementos gráficos obligatorios. Para Windows 8 tienes que, además, firmar la aplicación con las claves de tu cuenta de desarrollo.

En ambos casos llegas al mismo punto: un fichero que has de subir, a mano y a través de un interfaz web, a la respectiva tienda.

Lo más importante es llegar aquí. Como programador amateur es lo más difícil de todo, que es tener la disciplina y la voluntad necesaria para terminar un programa, que este cumpla una serie de normas y objetivos y que tenga un mínimo de calidad. Más aún si, como es mi caso, se trata de un hobby aparte del trabajo principal… que es más de lo mismo.

Como desarrollador profesional o independiente, la cosa cambia. En el primer caso subir a la tienda es una tarea más que puedes tener asignada o no, y que se encuentra dentro del flujo de trabajo normal, con toda una parafernalia de procesos que van desde la planificación, desarrollo, verificación, subida, corrección de problemas y atención al público, etc. En el segundo, bueno, las papas dependen de lo que subas o cómo lo subas. Tú mismo.

***

El hecho de subir una aplicación es trivial. Microsoft te ofrece un interfaz WEB en el que hacerlo. Entras con tu cuenta de desarrollo, en donde tienes la lista de tus creaciones, y sobre las que puedes obtener datos como número de descargas, comentarios de los usuarios, número de ventas, etc.

Si estamos subiendo una aplicación nueva tenemos que crearla desde el interfaz e introducir toda una serie de datos. Algunos se generan de forma automática, como de quién viene, pero otros hay que ponerlos a mano. El nombre de la aplicación, los textos que aparecen cuando los usuarios entran en la tienda y ven nuestra aplicación, así como las capturas de pantalla, y una serie de otros temas técnicos como tu política de privacidad, en qué países quieres que aparezca tu programa o algún comentario hacia los testers.

Si la hemos internacionalizado, algunos textos hay que introducirlos para cada país de forma manual. Dependiendo de los idiomas, la cosa puede llegar a ser un poco tediosa.

También hay que subir el fichero que hemos citado antes. El proceso es muy intuitivo y en general sale a la primera ya que consiste en una serie de pasos más o menos guiados.

Una vez hecho eso, y caso de no haber ningún error detectado por el sistema, enviamos, que es como quemar las naves una vez en tierra.

Modificar una aplicación existente es todavía más fácil. Como todo lo anterior ya está indicado, tan sólo tenemos que realizar las variaciones pertinentes y volver a quemar las naves.

***

Y ahora es cuando viene el llanto y el rechinar de dientes. Tenemos que esperar hasta cinco días para que la aprueben. Primero el sistema realiza una serie de pasos automáticos que no suelen tardar más que unas horas.

Si el rechazo viene entonces, lo más seguro es que seamos unos morones de cuidado y hayamos olvidado alguna tontería, como subir una versión Debug en lugar de Release, u olvidarnos de que el fichero que hemos subido tenga un programa, o hemos dejado un elemento gráfico sin poner.

Multibase Clock en la tienda de Windows 8

Multibase Clock en la tienda de Windows 8

El terror, la desesperación más absoluta vienen cuando pasa un día sin noticias. Luego dos. Luego tres. Miramos el estado de la aplicación y nada, sigue en verificación.

Porque sépanlo, las aplicaciones en las tiendas de Windows 8 y de Windows Phone las terminan comprobando personas de carne y hueso como tu y como yo, y quizás en el momento que están con la tuya tengan un mal día…

Ya no te quedan uñas, ni pelos de los que tirarte (caso de que los tuvieras antes de la subida), tu parienta está a punto de pedirte el divorcio porque te has convertido en un monotema y prefieres el teclado y el ordenador antes que sus dos… encantadores ojos…

Y de repente, cuando menos te lo esperas (porque por ejemplo estés ante los papeles del divorcio), ¡tachán!, tienes un email. Pero no eres Mary, así que el correo viene de Microsoft.

Lo abres todo emocionado y…

¡¡FUYUR!! Te la han rechazado. Serán jodíos. No cumples el punto 5.6.73.3.4.5 de las normas, que dice que los piticos de las boinas han de tener un radio de curvatura no inferior a cero coma tres… o algo igual de abstruso de lo que ni siquiera te habías dado cuenta.

Lo bueno está en que recibes información completa sobre el tema. Un enlace al punto candente de la cuestión, una breve explicación del tester (no, no te dice que es que hoy está de mal humor), y una serie de pasos para reproducir el problema. ¡Como si tu no lo supieras!

Vale, no pasa nada. Después de la etapa de cabreo y de los recuerdos a los parientes ajenos viene la de rechazo. Minutos después, tras intentar buscar infructuosamente dónde vive el interfecto para enchufarle una bombona de butano al coche (o más probablemente a la bicicleta, ya que es muy posible que sea indio), entras en la de aceptación, seguido minutos después por la de resignación.

Suspiras hondo, muy hondo, tanto que por un momento los ecologistas piensan que se ha acabado todo el aire en la tierra, y te sientas, de nuevo, delante del ordenador.

Revisas el problema, lo solucionas, y repites.

Repites el morderte las uñas, el tirarte de los pelos caso que tengas, mirar el correo compulsivamente, el que tus niños te pregunten qué te pasa, papá (o mamá).

Ojo, todo ello durante al menos cuatro o cinco días.

Sí, no esperes dos días. Ni tres. Más bien espera los cinco, o si enviaste un viernes, siete o incluso más.

Sí, soy malo, malo maloso.

Vale.

***

PS: Para aquellos curiosones, mi aplicación se llama Multibase Clock, que en estos momentos está tanto en la tienda de Windows Phone como en la de Windows 8. Y también aparecerá, en el mes de mayo-junio de la revista DotNetManía. Y si no eres desarrollador, mejor no lo leas, porque es técnico, muy técnico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por RFOG | 3 Comentarios
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