Microsoft se halla en una encrucijada. Tras haber «roto» con el pasado (o al menos esa es la percepción general), se encuentra en una situación donde la competencia se crece, mientras ellos parecen perder terreno. La nueva estrategia global parece la acertada, pero Para triunfar solo queda una solución. Aguantar. Como en el Sitio de Khe Sanh.

Vietnam, 21 de Enero de 1968. La base aérea de Khe Sanh, situada sobre una meseta y rodeada de colinas, es considerada como un enclave vital por el Pentágono.

De pronto el Vietcong lanza una ofensiva a gran escala, disparando más de cien obuses sobre una base de 400 x 800 metros. Atrapados, los marines recibieron la orden de resistir.

El presidente Johnson, horrorizado ante la perspectiva que se repitiera el desastre que sufrieron los franceses en Dien Bien Phu 14 años atrás, ordena conservar la base de Khe Shanh a cualquier precio, no solo por motivos estratégicos, sino además de prestigio.

Considerada una de las «machadas» militares más caras de la guerra, no se escatimaron esfuerzos ni recursos para defender ese pequeño trocito de tierra contra una superioridad numérica aplastante.

Como la pista de aterrizaje era destruida y reconstruida constantemente, los aviones de suministros que llegaban sin cesar tenían que tocar tierra, y sin detenerse, soltar la carga mediante paracaídas, mientras que al mismo tiempo que los que eran evacuados se subían en marcha.

Hasta el agua potable tenía que ser aerotransportada. Varios aviadores encontraron su final abasteciendo la base.

Con las frecuentes espesas nieblas que cubrían la zona, la visibilidad del entorno era muy mala, lo que mermaba la eficacia de los ataques aéreos y la artillería. Para compensar esto, se desplegaron tecnologías nunca antes vistas en un campo de batalla. La aviación sembró en las inmediaciones cientos de sensores que detectaban voces humanas y las vibraciones sísmicas de camiones. Los datos eran transmitidos, analizados por computadoras y utilizados para calcular las posiciones enemigas.

Cada 90 minutos había un bombardeo desde el aire, 400 de media al día. Los B52 partían hacia Keh Sanh desde bases situadas en el Extremo Oriente, dejando caer 1800 toneladas diarias de bombas.

Operación Niagara

Los defensores llegaron a aguantar 1300 obuses en un día, lo que no mermó su estoicismo, pues para demostrar que eran más machos que nadie, todas las mañanas oían el himno nacional en posición de «firmes» pese al riesgo de francotiradores.

La situación era tan desesperada que algunos dormían con los pies fuera de las trincheras con la esperanza de ser mutilados por una explosión para ser evacuados.

Poco a poco los marines fueron conquistando las cotas aledañas con un gran sacrificio. En una ocasión (retirada de la cota 861) llegaron literalmente a las bayonetas y puños cuando la munición escaseó.

Tras 77 días de intenso ataque y feroz resistencia, las fuerzas norvietnamitas, con unas 15.000 bajas, deciden retirarse. En la batalla participaron de una manera o de otra (entre norteamericanos y sur vietnamitas) 45000 personas, de las cuales murieron 2016. No solo se pago un alto precio en vidas humanas, sino también monetario. De hecho, se lanzaron 5 toneladas de bombas por cada soldado antagonista, sin contar otras municiones como obuses de gran calibre. Fue una batalla de resistencia, y venció el que estaba dispuesto a aguantar hasta el final.

Sin entrar a valorar el drama ético o humanitario de hechos históricos, y sin ponerse de parte de ningún bando, sirva este ejemplo para ilustrar que Microsoft se halla en una situación parecida en el mercado tabletero. Tiene su pequeña cuota de mercado, y están rodeados por sus rivales.

Android y Apple tienen una ventaja numérica aplastante, y tienen el mercado casi saturado, pero Microsoft tiene a su favor un producto mejor y tremendas cantidades de dinero.

Lo mismo que los marines defendían su pequeña base con la mejor tecnología disponible, Microsoft está defendiendo su idea con uñas y dientes, que no es otra que la familia Windows 8, Phone 8 y RT, apoyadas por otras divisiones, como Xbox, Bing y Skydrive.

A pesar del rechazo inicial, poco a poco la gente se va dando cuenta de que las wintablet hacen prácticamente lo mismo que las androtabletas e iPads, y unas cuantas cosas más, sobre todo en materia de productividad.

Pero no es una tarea sencilla, y la velocidad a la que ocurre esto no es tan alta como se podría esperar. Por eso solo queda una opción posible: aguantar.

Y es que lo mismo que el planeo de la sombra de la humillante derrota francesa de Dien Bien Phu, otras derrotas perturban el sueño en Microsoft, como Zune, Vista o anteriores asaltos tableteros.

Zune, antepasado de lo que tenemos hoy

Sin embargo, si por algo ha logrado Microsoft ser lo que es hoy, ha sido gracias a que es un corredor de fondo. Ya ha tenido buenos resultados aguantando con Windows 1.0, un sistema que se llevó muchos palos al principio. Cuando salió la Xbox, todo el mundo decía que era un suicidio meterse con Sony y su Play Station 2, y ahora la Xbox 360 es la consola mas vendida en los EEUU.

En esta ocasión, la estrategia va por buen camino. Ciertos analistas se tomaron la molestia en propagar la idea de que el nuevo Windows era la fuente de todos los males del sector, y que la gente no lo quería ni como posa vasos. Pero mira tu por donde, Microsoft ha tenido buenos beneficios este año, y gran parte de sus usuarios, está satisfecho con él. Modern UI cada día tiene más adeptos

Pero aun así no es suficiente. Como en Khe Sanh, no basta con resistir, sino que había que conquistar las cotas cercanas. Windows Blue (u 8.1) está de camino, y hará posible presentar batalla en todo tipo de formatos. Ademas, estan dando sus primeros pasos en el mundo de las tabletas propias, tiene interesantes proyectos en preparación, y está intentando rebajar los precios.

No solo se trata del mercado de las tabletas. En realidad, se trata de una (vital) pieza de su plan a gran escala: tener lo mismo en cualquier dispositivo.

La nueva familia Windows es el ariete, y al mismo tiempo el escudo. Tiene que llevarse todos los palos y defender la posición para que cuando llegue la próxima generación, tenga el camino despejado.

Poco más se puede hacer, salvo pulir algunos detalles aquí y allá, unas pocas aplicaciones de renombre y tal vez bajar los precios. La única alternativa es abandonar y centrarse en el escritorio y mundo corporativo, pero eso es inaceptable para la directiva. Si hay que tirar 1000 toneladas de bombas al día, pues se tiran. No solo se trata de estrategia, sino de prestigio.

Las Wintablet van por buen (aunque mejorable) camino, y hay que aguantar, cueste lo que cueste.

Pd: Para los que les guste la Historia. Aunque la batalla de Khe Sanh fue una victoria, a los pocos meses esa base perdió su importancia, por lo que fue abandonada y tiempo después conquistada por el Vietcong sin la menor resistencia.