Héteme de nuevo aquí, al pie del cañón, intentando tener un Windows 8 nuevo de trinca sin estorbar demasiado a mis otras instalaciones. Tras intentarlo de forma infructuosa en virtual desde MAC, al final me he decidido a hacerlo de forma híbrida.

Sí, ya sé que instalado en vmWare 8, vmPlayer 4 (el gratuito del anterior) o Fusion 4   (añadamos Parallels con algún truquillo), funciona. O casi. No sé a vosotros, pero a mi me da muchos problemas. A veces simplemente peta, otras no termina de arrancar… así que, al final, he hecho una instalación en real tras recuperar la fallida de mi PC.

La idea es tocar lo menos posible las particiones y los ficheros de una instalación existente. Y Microsoft ya pensó en ello tiempo ha: discos virtuales. Es decir, podemos instalar Windows en un VHD creado ex-profeso para ello, y el sistema de arranque nos lo cargará como si fuera un disco duro normal y no uno virtual.

Dicho y hecho, en la red existen infinitud de tutoriales para hacerlo. Yo os enlazo a uno de ellos, pero si buscáis (“Instalar Windows 8 en VHD”) vais a encontrar la tira, aunque básicamente terminan siendo el mismo proceso:

• Instalar y bootear Windows Server 8 desde VHD “dual boot”

Pero ahora viene el tío de las rebajas. Una vez instalado, al arrancar se nos muestra el nuevo menú de arranque en modo gráfico, lo que quiere decir que Windows 8 arranca (o si no lo hace, viene a tardar más o menos lo mismo). Luego, una vez elegido el Windows a iniciar, el proceso se repite, con el añadido de que si has seleccionado Windows 7, el ordenador se reinicia y te tienes que volver a tragar la rutina del POST. Vamos, que lo han hecho bien los jodíos. Y supongo que instalando en dual tendremos el mismo problema.