Acerca de...
El equipo
Encuestas
Política de privacidad
WinTablets

Encuesta

¿Cual crees que triunfará?

Ver Resultados

Cargando ... Cargando ...

últimas entradas importantes

Categorías

Archivos

25
Oct 2012
Desarrollofuturo

Windows 8: No es oro todo lo que reluce

Tras mes y medio usando Windows 8 casi diariamente, mis sentimientos están más que encontrados con él, y de hecho creo firmemente que su versión escritorio (la que he probado), es un firme candidato a ser un Windows ME o Vista segunda edición.

Si quieres saber por qué, sigue leyendo.

Instalé Windows 8 de 64 bits el primer día que lo tuve disponible en la MSDN: 15 de agosto. Las versiones anteriores siempre las instalé en máquinas virtuales, y para más inri, desde un MAC, y la verdad es que no iban muy finas, quizá achacable a que, aparte de ser versiones beta, se ejecutaban en un entorno virtualizado no preparado para ellas.

Pero a partir del día 15, comencé a utilizar la versión final de forma más o menos continuada en equipos reales.

Primero utilicé el iMAC de mediados del 2011 con un disco SSD de 256GB más otro de 1TB para datos y 12GB de RAM. Luego pasé a un PC de gama alta, un i7 con cuatro discos SSD y 16GB de memoria.

Como veis, no son ordenadores baratos ni limitados. El tercer equipo es un portátil de 15 pulgadas, otro i7 con disco de 640GB de 5200 vueltas y 8 GB de RAM, destinado a desarrollo para Windows Phone 7.5, de ahí esa cantidad de memoria en un portátil.

Pues bien, desde el momento citado he estado utilizando Windows 8 de 64 bits en ellos. Y en todos ellos, antes de instalar el 8, el 7 siempre ha funcionado de forma impecable.

Y cuando digo impecable, digo impecable. No ya pantallas azules, me refiero a cualquier problema, pérdidas de wifi o de red, fallos aleatorios y raros que a veces sufren los equipos. Son ordenadores que han estado horas y horas en marcha, a veces ejecutando una o más máquinas virtuales y nunca han dado problema alguno…

Y entonces instalé Windows 8. No recuerdo en qué situaciones fue una actualización y en cuales una instalación desde cero, pero sé que hubo de ambas.

El desempeño recién instalado fue impecable en todas las situaciones. Mejor incluso que con su versión anterior. Y con un consumo de recursos mucho menor.

No nos equivoquemos, esa mayor ligereza se debe nada más y nada menos al hecho de que la espectacularidad de las transparencias en Windows 7 ha desaparecido por completo, siendo sustituida por colores mucho más planos y otros elementos que necesitan menos procesador. No es lo mismo pintar un cuadrado y rellenarlo de un color sólido, que pintar una figura geométrica más compleja (como las ventanas de Windows 7) y encima aplicar toda una serie de transparencias y degradados más o menos efectistas.

Si bien el uso de memoria de vídeo para el resultado es casi  el mismo (un cuadrado de x por x va a ocupar n píxeles ya sea un degradado o un color sólido), no lo es durante el proceso, ya que una transparencia requiere tirar de texturas y del procesador SIMD de la tarjeta de vídeo y un simple color sólido tan sólo del acelerador 2D.

Y si no haced la prueba. Poned Windows 7 sin transparencias y con la interfaz clásica y veréis cómo el uso de memoria y procesador baja hasta casi el mismo que con Windows 8.

Eso no quita que haya optimizaciones, que las hay, pero el gran ahorro de memoria (unos 300 MB) viene de quitar toda esa parafernalia.

***

Una vez que lo tienes todo instalado y funcionando bien, comienzas a utilizar tus programas. No hablo de cosas extraordinarias, sino de Outlook, Word o Visual Studio. Navegar con IE o con Chrome. Y entonces empiezas a notar cosas raras.

Como en Vista. Si os acordáis, Vista recién instalado era una joyita en bruto. Quitando el tema del UAC (que se debía a sistemas mal actualizados de XP), Vista corría que se las pelaba… hasta que empezabas a usarlo de verdad. Entonces tenías esos autismos tan extraños, esos ratos infinitos para borrar un archivo de un kilobyte y cosas similares.

Pues bien, con Windows 8 me ha estado pasando más o menos lo mismo. Si bien al principio todo ha ido como la seda, conforme han ido pasando los días la cosa ha empeorado podríamos decir que de forma exponencial.

Hasta el punto de terminar hasta los cojones del mismo. Los mismos enganches en el funcionamiento (hasta el ratón se quedaba pillado a veces), reinicios en falso con las cosas a medio cargar, autismos varios y petes de aplicaciones inesperados. El reliabilityi, que en 7 lo tengo entre 9 y 10, en Windows 8 estaba, siempre, en 0.

Primero lo retiré del MAC porque simplemente no funcionaba bien. La excusa fue que los drivers del Boot Camp no estaban listos para Windows 8, pero resulta que el modelo de drivers es el mismo: WDDM 1.1.

Luego me pasé al PC que os he comentado. Hasta que me puse a hacer cosas en serio (léase usar primero Visual Studio 2010 y luego el 2012). No me refiero a que dichos programas fueran mal, que lo iban, sino a que el funcionamiento general fue degradándose igual que en el MAC.

Y el colmo vino con el portátil. En el trabajo, recién instalado, todo perfecto. Un rendimiento acojonante para ser un portátil con un disco de los lentos. Visual Studio y el emulador de Windows Phone funcionando como una moto.

Hasta que se produjo el desastre. Caídas del driver de vídeo (uso dos monitores, el del portátil y uno de 22” externo), el emulador haciendo cosas raras, la wifi y la ethernet que iban y venían, USBs que se desconectaban solos… y autismos típicos de Vista… Y no valía reinstalar drivers ni nada de nada. Una vez que tenía un problema, ahí estaba para quedarse…

La solución fue volver a Windows 7.

***

Con todo esto no quiero decir que Windows 8 sea una mierda, ni tengo nada en contra de su usabilidad, que es superior a la del 7, tan sólo comentar mi experiencia con un producto que creo no está a la altura de las circunstancias.

El tiempo dirá si me equivoco.

Por RFOG | 7 Comentarios
contacto@wintablet.info tema WinTablet.info por Ángel García (Hal9000)