La presbicia o vista cansada es ese regalito que nos tiene guardado la madre naturaleza a los cuarentones. Un día empiezas a notar que no logras enfocar bien de cerca, y empiezas a alejar lo que fuera para verlo. Cuando eres miope, te empiezas a descubrir levantando las gafas para leer de cerca, lo que es una experiencia sorprendente y desagradable al principio. ¿Y qué pasa con los PC cuando la presbicia se pone rampante?

Si el PC lleva OS X (y todo ordenador personal con x86 dentro es un PC, guste o no), las últimas versiones del sistema ajustan las fuentes y elementos de pantalla a la resolución, con lo que todo bien. O eso creo, porque el PC con OS X más cercano que tengo es el de mi suegro, que es músico. Yo, windows o en ocasiones linux.

Linux: según. Hay entornos de ventana recientes que se adaptan bien, y los más maduros y/o simples acusan el paso del tiempo y la letra en resoluciones elevadas es tamaño pitufo.

Y otro tanto le ocurre a Windows clásico, nuestro escritorio «de toda la vida» o Win32. Hay que tener en cuenta que Win32 nació en un mundo en el que ni se soñaba con 1900×1200, como es la resolución de mi amadísimo Thinkpad W500 de 2008. Por lo tanto, aunque algo se puede hacer, el resultado no es del todo satisfactorio. Y al menos, cuando se trata de una pantalla de más de 15″, las fuentes acaban siendo de un tamaño razonable y se pueden leer a los 60 cm a los que estoy escribiendo en este momento.

Claro está, no ocurre lo mismo con pantallas más pequeñas y/o resoluciones aún mayores. Recordemos, por ejemplo, que el yoga 2 ofrece una pantallaca de 3200×1800, o lo que es lo mismo 228 PPI, o lo que es lo mismo 91.2 puntos por centímetro, que ya vale de medidas medievales. Los reviewers afirman que es difícil trabajar en el escritorio clásico a esa resolución, y entiendo que para los que tenemos presbicia sería una fiesta, por decir algo.

Metro acude al rescate en esto. Perdón, Modern UI. Lo que se ha dicho que es una interfaz optimizada para el uso táctil es una verdad a medias. Con el dedo (incluso con mi «deo») es la mejor, punto. Pero eso no significa que con teclado y ratón se maneje mal, como se sigue repitiendo de manera tan persistente como desinformada. Lo que supone un salto tremendo hacia adelante es que todas las fuentes y elementos renderizan como deben, independientemente de la resolución, y todo se lee bien.

En otras palabras, si un presbícico como mi menda se compra un thinkpad 8 tablet con su estupenda resolución de 1080p, el uso primario debería ser en metro, porque para Win32 tiene que preparar la lupa física o de software, según gustos. Y no es plan.

Queda la de arena, que espero se solucione. Metro, de momento, es un lenguaje de diseño y una interfaz pensada para integrar muy pocos elementos. Nada que ver con la interfaz clásica de menú principal + menú emergente con zillones de funciones, algunas de las cuales uso porque necesito o me place, mientras que otras placen a mi vecino Antonio. Hoy en día metro, tal cual, no permite programas con cientos de funciones, que sostienen industrias enteras.

Hay que ver cómo soluciona Microsoft este problema. Mientras, al menos ha supuesto una mejora tan apreciada por los presbiciados como ignorada por los medios: no tener que leer mensajes en la pantalla de tamaño pitufo