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Ago 2017
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Hace un momento me acabo de enterar que la aplicación Ulysses pasa al modelo de suscripción, igual que en su momento lo hizo, no ha mucho, Day One, de hecho los modelos de suscripción están creciendo como setas, y es que existe un problema fundamental en el modelo de software actual.

Desde tiempos inmemoriales, el modelo de software ha estado claro: tu compras un programa, que te da derecho a uso indefinido de lo que compras, aparte de algún que otro arreglo si la aplicación no funciona como se espera que lo haga. Y digo tiempos inmemoriales desde un punto de vista informático, claro, aunque lo mismo las pinturas rupestres también se pintaban así.

¿Como se mantiene la empresa que lo produce? Básicamente con las nuevas ventas y el pago de actualizaciones. Las nuevas ventas tienen un recorrido bastante reducido, de hecho llega un momento en el que son testimoniales porque cualquier usuario que necesite tu producto ya lo tiene, y el aumento de usuarios nuevos no es tal que permita un crecimiento continuo, que es algo que no entiendo cómo los expertos son incapaces de entender, y no me refiero ya del lado del software, sino del económico en general.

Por lo tanto existe el concepto de actualización, que añade nuevas funcionalidades y cambia o mejora las existentes. Debemos separar el bugfixing (el arreglo de fallos) respecto al de mejoras. En el primer caso estamos ante arreglos de fallos que deberían estar incluidos en el precio de compra inicial, aunque muchas veces no es así y se aprovecha la actualización para arreglar problemas existentes, lo que en cierta medida te obliga a actualizar.

En general, la actualización le cuesta al usuario existente una fracción del precio total del producto, y el precio total al que lo compra después de la misma. Es decir, yo soy usuario de la Aplicación versión 1.0, y sale la 2.0. Yo pago una fracción para pasar de la 1.0 a la 2.0, y quien compre la 2.0 paga lo mismo que yo cuando compré la anterior, o quizás un poco más por el incremento general de precios.

Incluso se puede dar el caso de que siga a la venta la 1.0, a un precio reducido. El resultado final es que la empresa obtiene dinero de las nuevas ventas, y de los usuarios existentes que actualicen.

Tu, como usuario del producto versión 1.0, podrás, voluntariamente, actualizar si quieres, y si las novedades no te importan, pues te quedas con tu producto, que seguirá funcionando como hasta ahora. También te podría interesar actualizar para mantener la empresa, pero es cosa tuya.

De hecho, muchos usuarios se quedan en una versión y no la cambian hasta que no tiene más remedio, ya sea porque se han movido de plataforma o porque el sistema operativo la ha vuelto obsoleta o simplemente ha dejado de funcionar debido a ello.

Como resumen, la empresa de software funciona gracias a tres frentes:

  • Venta de nuevas licencias
  • Venta de actualizaciones a usuarios existentes
  • Venta de soporte o modificaciones personalizadas

Ahora vayamos al nuevo modelo impuesto mayormente por Apple, y que los demás han seguido a pies juntillas.

Con el nacimiento de la tienda de aplicaciones en el iPhone, se impuso el modelo de compra una vez, usa para siempre. Se pierde el concepto de actualización y el de soporte como tal. Ahora, tu compras una aplicación en cualquier tienda y tienes derecho a usarla siempre, y a tener todas las actualizaciones y mejoras para siempre, versión tras versión del sistema operativo y sin que importen para nada la cantidad de mejoras introducidas en la misma.

Genial para el usuario, y genial para el desarrollador porque le compran la aplicación más alegremente, por precio bajo (que esa es otra) y porque va a estar en tu teléfono o en tu ordenador para siempre.

Una aplicación de éxito puede generar una cantidad increíble de beneficios… durante un tiempo, en el cual prima el boca a boca, pero en un momento dado se llega al mismo punto de saturación que en el caso anterior. La gente se compra un nuevo teléfono y se pasa la aplicación. El sistema operativo se actualiza y la aplicación debe seguir funcionando porque si no el propietario de la plataforma la retirará.

La empresa desarrolladora debe de incrementar la funcionalidad de la aplicación, debe cuidar al cliente y debe poder seguir ganando dinero. De hecho, y es una constante, cuando una aplicación se “abandona” (es decir, se deja de actualizar), da igual que ya funcione perfectamente y no tenga ningún problema: los usuarios entenderán que está abandonada y dejarán de recomendarla y de comprarla.

Entramos por tanto en una espiral cuya curva de crecimiento más lento es el de los ingresos: cuando tu aplicación ha encontrado techo la gente deja de comprarla, no porque no quieran, sino porque ya no hay más gente nueva.

En este punto, algunos desarrolladores cortan por lo sano y crean una nueva versión, generalmente con un precio reducido durante un tiempo a modo de actualización, y con una serie de mejoras que la versión anterior deja de tener, de modo que en la tienda te puedes encontrar con la Aplicación versión 1.0 y la 2.0, con diferentes precios y diferentes características, aunque generalmente al cabo de un tiempo la antigua es retirada de la tienda.

El hecho, desde el punto de vista del usuario final, es que la empresa de software ha engañado al comprador, que tenía su aplicación y ahora debe volver a pagar por lo mismo, sin recordar que no hace mucho tiempo es como funcionaban las cosas, aunque lo más seguro es que el usuario que más protesta es el que antes pirateaba hasta los libros gratis.

Otra opción de financiación es volver al modelo financiado con la publicidad: tu aplicación tiene un pequeño recuadro que te muestra anuncios, al más puro estilo televisivo. Pero a ver quién es el chulo que es capaz de pasar una aplicación de pago a financiación por publicidad, ya que el usuario ha pagado por algo expresamente sin anuncios y ahora los tiene.

De hecho ha habido empresas que han funcionado bien así, entre las que cabe destacar Marco Arment con su aplicación de podcasts Overcast, y los creadores de los Angry Birds, que han pasado todas sus aplicaciones, ya sean pagadas o no, al modelo publicitario.

Pero son la excepción. Lo normal es que la gente proteste, y al final la empresa se vaya al garete como ha pasado con muchas de ellas.

Sin embargo queda una tercera opción, y es el modelo por suscripción. Con esta forma, el usuario paga una cantidad fija periódica por el derecho al uso de todas las características presentes y futuras de la aplicación en cuestión.

Por parte del desarrollador, es un elemento de estabilidad, ya que en todo momento sabes con regularidad cuántos son tus ingresos mensuales y la tendencia de los mismos. Pero al usuario esto le supone un desembolso que antes no tenía, un desembolso periódico similar al gasto de luz, agua o teléfono.

En principio esa subscripción no debería ser superior al precio de una actualización dividida por el número de años o periodos en que esta se producía, pero muchas veces no es así, sino que resulta bastante más cara, sobre todo si el usuario se saltaba actualizaciones, como es lo habitual.

A esto hay que añadir el hecho de que ahora el usuario no está acostumbrado a pagar actualizaciones, sino que solo ha pagado una vez y está disfrutando de todas las ventajas con pago único.

La empresa (supuestamente honesta) se enfrenta a la disyuntiva de morir o intentar la suscripción. Y el usuario tiene todo el derecho del mundo a despotricar, no porque tenga motivos (que los tiene), sino porque es a lo que lo han (mal) acostumbrado.

A eso hay que añadir el hecho de que en general los usuarios no pueden aguantar un número indeterminado de suscripciones de forma continua, independientemente del hecho de que no está acostumbrado a ello.

Hay un estudio que dice que un usuario está dispuesto a pagar dos suscripciones y media, que deben ser repartidas entre todos sus hobbies.

Por lo tanto, mala cosa para las empresas que pasan al citado modelo, sobre todo cuando no ofrecen servicios completamente imprescindibles o son la mejor en su especialidad, como es el caso de Ulysses, que tiene sus cosas pero editores markdown los hay a millares.

Desde el punto de vista del que esto escribe, el modelo de suscripción más óptimo es aquel que permite al usuario seguir el modelo de actualización. Es decir, mientras está pagando tiene a su disposición todas las características de la versión en curso, y cuando deja de hacerlo la aplicación se estanca y no se actualiza hasta que no vuelva a pagar, digamos, una cantidad fija como puede ser un año de suscripción.

En otras palabras, el usuario de la Aplicación 1.0 paga un año por adelantado, y tendrá mejoras hasta la versión que quede cuando acabe ese años, digamos Aplicación 1.56. En el momento en el que vuelva a pagar un año, pasará automáticamente a la última versión disponible, que se le actualizará hasta donde llegue su año.

Y por supuesto, quien dice un año dice seis meses, o tres, pero siempre un periodo que sea equivalente al de la actualización.

Eso o volver al modelo de actualización, que deberían implementar todas las tiendas, empezando por las de Apple, que ha sido la pionera y es la que los demás siguen, o el software tal y como lo conocemos va a morir, y no creo que tarde mucho.

De hecho, Microsoft comentó que añadiría la posibilidad de actualización a su tienda, pero igual que otras muchas cosas se les ha quedado en el tintero, y solo hay una que puede sacarnos del atolladero en el que nos ha metido: Apple.

No obstante, dado el camino que están siguiendo otros sectores, quizás la solución sea un pago global por subscripción. Es decir, por X cantidad mensual tienes acceso gratuito a Y diferentes programas, tal y cual ocurre ahora mismo con MacPaw Setapp, o con los servicios de suscripción de música y vídeo, pero ofrecido por la propia Apple o Microsoft, siendo luego estas empresas las que repartan parte de los ingresos entre los usuarios que estén utilizando las aplicaciones de tu propiedad.

No sé, el tiempo dirá.

Por RFOG | 2 Comentarios | Enlaza esta entrada
contacto@wintablet.info tema WinTablet.info por Ángel García (Hal9000)