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30
Jun 2012
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El orgullo de Alan Turing

Por desengrasar un poco de tanto Surface y por seguir un poco la serie iniciada por el amigo Exteban y su artículo sobre George Boole, voy a hablarles sobre la vida de otro matemático relacionado con la computación.

El pasado 7 de junio se cumplieron 58 de la muerte de Alan Turing. Para celebrarlo Google modificó su página con uno de sus famosos «doodle» mostrando una réplica de «La Máquina de Turing».

¿Quién era Alan Turing? ¿Qué hizo para ayudarnos? Y sobretodo… ¿por qué la palabra orgullo en este título?

Alan Turing nació en la por entonces británica India en 1911. De niño ya mostraba su inclinación por las matemáticas y pronto podía resolver problemas matemáticos de complejidad superior a los que corresponderían por su edad. Con dieciséis años leyendo trabajos de Albert Einstein llegó a inferir la relación de críticas de este a las Leyes de Newton en textos donde no se mencionaban en absoluto, demostrando que no solo leyó sino que además entendió en profundidad aquellos trabajos.

Accedió al King’s College de Cambridge donde destacó pronto y donde terminaría siendo profesor con tan solo 24 años.

Fue allí donde diseñó su concepto de la llamada «Máquina Universal», una máquina que sería capaz de replicar el trabajo de cualquier otra máquina de cálculo. Una forma bastante críptica de denominar a un ordenador, por ello se le considera uno de los padres de la informática.

Llegó la Segunda Guerra Mundial y Alan Turing fue empleado en el arduo trabajo de romper los códigos criptográficos nazis. Diseñó una máquina llamada «bombe» para hacer un filtrado de claves posibles de la máquina Enigma que era la que empleaban los nazis para codificar sus mensajes. Mediante ese proceso de limpia de claves los aliados fueron capaces de inferir la clave lógica para descifrar los mensajes. Los trabajos de Turing sobre el código Enigma no se desclasificaron hasta la década de los 70s.

Terminada la Segunda Guerra Mundial Turing volvió su aguda vista hacia la llamada inteligencia artificial. Teorizó sobre como una máquina podría hacerse sensible o perceptiva, llegando a proponer el ahora llamado «Test de Turing».

Este test consiste en un árbitro o juez humano que mantiene en paralelo conversaciones telemáticas con otro ser humano y una máquina. Tanto la máquina como el ser humano pueden decir la verdad o mentir en las respuestas a las preguntas que le planteará el árbitro. Si al final de la conversación el árbitro no es capaz de distinguir entre que respuestas dió la máquina y cuales dió el ser humano, se dice que la máquina pasó el test y es por tanto una máquina «sensible» o, dicho de otro modo, una inteligencia artificial.

Sus últimos trabajos antes de su muerte en 1954 se relacionaron curiosamente con la botánica y la biología pues puso su empeño en entender porque algunos organismos biológicos estaban construidos según las series de Fibonacci.

Ya sabemos quien era Alan Turing y que hizo por nosotros, pero queda por responder la incognita de la palabra «orgullo» en el título de este artículo.

Alan Turing era homosexual. De hecho no se entiende su vida sin esa inclinación sexual. Sus primeros amores en la universidad con Christopher Morcom quien murió dejándole solo le hicieron volcarse más en sus estudios.

Pero eran los años alrededor de las guerras mundiales y la homosexualidad era considerada un vicio o como poco una enfermedad.

En 1952 su por entonces amante ayudó a un complice a robar en su casa y al denunciarlo a la policia, Alan Turing, se vió en la necesidad de reconocer su homosexualidad. Al igual que le pasó a Oscar Wilde en 1895 (solo 57 años antes), Turing se vió frente a cargos por sodomía.

Se le dió a elegir entre la carcel o la castración química. El eligió esta última y comenzaron a aplicarle un coctel de hormonas (estrógenos en su mayoría) para reducirle la libido pero que derivaron, como no podía ser de otro modo, en toda una serie de efectos secundarios como el crecimiento mamario anormal, el aumento de peso y la impotencia.

Dos años más tarde, en 1954, destrozado física y emocionalmente, Alan Turing se suicidó ingiriendo una manzana envenenada con cianuro.

En 2009 el primer ministro británico Gordon Brown emitió un comunicado pidiendo disculpas por como el Reino Unido había tratado a Alan Turing en sus últimos años de vida, pero por otro lado en 2012 el Parlamento se negó al indulto por considerar que la homosexualidad era delito en la época que se le condenó.

Creo que el Día del Orgullo Gay tan reciente, 28 de junio, y la proximidad con la fecha de su muerte, 7 de junio, hace que la palabra «orgullo» quede más que justificada en el título, ¿no?

La historia y el tiempo han reivindicado a este héroe de la Segunda Guerra Mundial y padre de la moderna computación. Solo otros 58 años después de la muerte de Alan Turing miles de personas celebran alrededor del mundo el Día del Orgullo Gay en la mayoría de los casos con libertad.

Así cambia la historia del planeta.

Por Mahjong | 1 Comentario | Enlaza esta entrada
contacto@wintablet.info tema WinTablet.info por Ángel García (Hal9000)